Domingo 19 Tiempo Ordinario C - 'con las lámparas encendidas' - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
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Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas del Domingo
LECTURAS DOMINICALES
Primera
lectura: Sabiduría 18, 6-9
La segunda parte del libro de la Sabiduría (capítulos 10-19) habla del obrar
de Dios como se manifiesta en la historia de los patriarcas y en el éxodo
del pueblo que a partir de aquella noche cuando murieron los primogénitos de
los egipcios, era un pueblo libre pero consagrado a Dios. La escena del
cordero pascual recuerda el cumplimiento de la promesa de Dios. La liturgia
ha visto prefigurada en la inmolación del cordero pascual la muerte de
Jesucristo, Cordero de Dios, que nos ha librado por su muerte y
resurrección.
Segunda lectura: Hebreos 11, 1-2. 8-19
Los capítulos 11 y 12 de la carta a los Hebreos tiene como tema la fe. Esta
fe no se dirige hacia el pasado sino hacia el futuro igual que hizo Abrahán,
e igual como lo hizo el pueblo de Israel (vea primera lectura), como lo hace
el siervo que espera la venida de su señor (Evangelio). Para el cristiano
este mundo no puede ser la patria definitiva. Toma en serio las realidades
de este mundo pero es libre frente a todo ello (Génesis 12, 1-4; 22, 1-4
Romanos 4, 17-21).
Evangelio: Lucas 12, 32-48
El día de la venida del Señor llegará totalmente inesperado (1
Tesalonicenses 5, 2). Esta situación no debe llevar a una espera pasiva o
inoperante, es necesaria la esperanza activa y creadora, caminando por los
caminos del Señor. Dios nos lleva a ser fieles en nuestros compromisos
terrenos. Con todo, no somos señores sino administradores de la tierra. Dios
es el Señor.
REFLEXIONEMOS
El conformismo, que es en realidad un tipo de inercia mental porque no se
necesita pensar, basta hacer lo que hacen los demás, nos lleva en nuestros
días por el camino del consumismo y de la menor resistencia. Un criterio muy
fuerte anhelo de lo que dicen y tienen los demás, el anhelo de vestirse como
los demás, de vivir como los demás. Sin embargo, existe una actitud muy
distinta como la propaga el Papa Juan XXIII y el Vaticano II. Buscan
orientar la vida por medio de la escritura, la tradición, el magisterio de
la jerarquía, los profetas y carismáticos, también por medio de de los
signos de los tiempos.
Dios sigue actuando en la historia humana y su acción se manifiesta en los
"Fenómenos que por su generalización y frecuencia caracterizan una época y
expresan las necesidades y aspiraciones de los hombres" (Vaticano II,
Iglesia en el mundo). Tenemos, por tanto, que escrutar los signos de los
tiempos e interpretarlos como otras tantas invitaciones de Dios a que
colaboremos con él que nunca está lejos, obra siempre en los hombres, la
Iglesia, los pueblos. A manera de ejemplo enumeramos algunos: Dignidad
humana, anhelo de libertad, solidaridad universal entre todos los hombres,
promoción de la clase obrera, promoción de la mujer, ayuda a los pobres y al
desarrollo. Estos signos de los tiempos exigen vigilancia y sensibilidad
para poder colaborar con el Señor en la historia del mundo. El Señor está
allá ahora presente y tiene en todos estos acontecimientos la intención de
llevar adelante la historia humana. ¿Y cuál es la actitud básica al
respecto?: Vigilad y orad.
REFLEXIONEMOS CON LOS HIJOS
Hay niños, hay personas que viven como si tuvieran los oídos y los ojos
tapados. Están casi siempre ensimismados, sueñan y piensan sólo en sus
cosas. Poco a poco desarrollan algo como una concha que los hace insensibles
para los sentimientos y los acontecimientos que involucran sólo a los demás.
Todos tenemos algo de esto. Nos importa mucho más lo que nosotros sentimos,
lo que nosotros pensamos, lo que nosotros creemos necesitar. Más bien
deberíamos darnos cuenta que es importante saber, sentir y pensar en lo que
Dios quiere con y para nosotros. Él habla a través de y en nuestra
conciencia, nos habla por la Sagradas Escrituras, pero nos habla también a
través de lo que sucede a nuestro alrededor. Cuando alguien sufre es como si
él Señor estuviera llamándonos, cuando alguien necesita ayuda es como si de
Señor está de regreso. Tenemos que aprender a ser vigilantes y a estar
despiertos para darnos cuenta siempre cuando el Señor se manifiesta. Y esto
comienza con las peque��as cosas de la familia y su vida de todos los días.
Vamos a hacer un ensayo pensando un poco que cosas han sucedido durante los
últimos días a través de las cuales el Señor quisiera hablarnos.
CONEXIÓN EUCARÍSTICA
La pequeña grey que se reúne alrededor del altar, no tiene razón alguna para
sentirse abandonada o inútil. Al contrario, desde el altar se renueva el
mundo y se salva, siempre supuesto que haya creyentes que se dejan renovar
para convertirse en "pan para la vida del mundo". La fe nos enseña a
descubrir bajo los signos sacramentales la misma presencia del Señor con
quién vamos a entrar en comunión. Pidamos que lo descubramos también por
medio de los signos de los tiempos.
NOS HABLA LA IGLESIA
Por ello, el Concilio Vaticano II, tras haber profundizado en el misterio de
la Iglesia, se dirige ahora no sólo a los hijos de la Iglesia Católica y a
cuantos invocan a Cristo, sino a todos los hombres, con el deseo de anunciar
a todos cómo entiende la presencia y la acción de la Iglesia en el mundo
actual.
Tiene, pues, ante sí la Iglesia al mundo, esto es, la entera familia humana
con el conjunto universal de las realidades entre las que ésta vive; el
mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias;
el mundo que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del
Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por
Cristo, crucificado y resucitado, roto el poder del demonio para que el
mundo se transforme según el propósito divino y llegue a su consumación.
El pueblo de Dios, movido por la fe, que le impulsa a creer que quien lo
conduce es el Espíritu del Señor, que llena el universo, procura discernir
en los acontecimientos, exigencias y deseos, de los cuales participan
juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia o
de los planes de Dios. La fe que todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta
el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello orienta la
mente hacia soluciones plenamente humanas.
El Concilio se propone, ante todo, buscar bajo esta luz los valores que hoy
disfrutan de máxima consideración y enlazarlos de nuevo con su fuente
divina. Estos valores, por proceder de la inteligencia que Dios ha dado al
hombre una unidad extraordinaria; pero a causa de la corrupción del corazón
humano, sufren con frecuencia desviaciones contrarias a su debida ordenación
y por ello necesita purificación (Vaticano II, El gozo y la esperanza, 4 y
11).
VIVENCIA FAMILIAR
Una familia ha puesto dos afiches en el pasadizo que conduce a los
dormitorios. El primero dice: Si Cristo volviese ahora... y el otro:
Alégrate, Cristo volverá por nosotros.
ORACIONES
Maranatha
Señor, esperanza y anhelo de Israel, al que busca nuestro corazón todos los
días, no demores tu venida. Levántate, ven pronto para sacarnos de la cárcel
para que te alabemos en tu luz. Te esperamos, ¿cuándo volverás para las
bodas del banquete eterno?
Ven Señor a nosotros y no nos hagas esperar más. Ven Señor Jesús y visítanos
en tu paz. Si, Señor ven para liberar a los prisioneros para que nos
alegremos en ti. Ven, salvador, esperado de todas las naciones, muéstranos
tu rostro y seremos salvos. Ven, Redentor nuestro y luz nuestra para que
alabemos tu santo nombre.
Día y noche te esperaré hasta que me digas: "Aquí está tu Dios", hasta que
mi alma perciba tu presencia cercana. Porque mientras mantengas fuerte en mi
la espera de tu venida para que camine contigo en este camino hasta que
pueda haber de cara a cara. Amén (San Agustín).
LECTURAS DURANTE LA SEMANA
Lunes: Deuteronomio 10, 12-22; Ezequiel 1, 2 -5. 24-2, 1; Mateo 17, 21-26
Martes: Deuteronomio 31, 1-8; Ezequiel 2, 8-3, 4; Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
Miércoles: de Deuteronomio 34, 1-12; Ezequiel Reeve, 1-7. 10. 18-22; Mateo
18, 15-20
Jueves: Josué 3, 7-10. 11. 13-17; Ezequiel 12, 1-12 Mateo 18, 21-19, 1
Viernes: Josué 24, 1-13; Ezequiel 16, 1-15. 60. 63 di, Mateo 19, 3-12
Sábado Josué 24, 14-29; Ezequiel 18, 1-10 13. 30-32; Mateo 19, 13-15