Domingo 23 del Tiempo Ordinario B - Catequesis preparatoria para Niños: Para que puedan acoger la Palabra de Dios en la Misa Dominical Parroquial
Recursos adicionales para la preparación
Pasaje dominical:
Mc 7, 31 -37
"Todo lo ha hecho bien, a los sordos los hace oír".
Catequesis
Saber escuchar
El célebre orador griego Demóstenes (+ 322 a. C.) hablaba una vez a la multitud sobre el amor a la patria. Desplegando acalorado toda su elocuencia para persuadir y conmover al auditorio, se dio cuenta que nadie le prestaba atención: unos bostezaban, otros charlaban, el de más allá dormía. Entonces interrumpió su serio discurso y comenzó a explicar no sé qué fábula sobre el asno y su sombra. ¿Lo cree? En el auditorio se produjo entonces un gran silencio y todos se pusieron a escuchar al orador como si hablase de cosas de las que dependían su felicidad.
Nota
Antes de contar la anécdota el catequista puede preparar el
ambiente: habla muy seriamente y pesadamente sobre la salvación y la manera cómo hay que escuchar a Dios. Prolonga la charla hasta que todo el mundo esté bien aburrido. Luego cuenta la historia de Demóstenes.
¡Qué difícil escuchar con atención!
Al comienzo les he hablado largamente de cosas importantes y ¿qué pasó entre ustedes?… (Nos aburrimos). No estaban escuchando. Aunque en ese momento les contaría cosas importantes para su vida ni se habrían dado cuenta. ¿Qué hacer?… (Prestar atención). ¿Cómo se nota que alguien le está prestando atención?… (Te mira, no se voltea, no conversa con otro, está quieto, etc.). Entonces cuando se lee el Evangelio ¿cómo hay que hacer?… Mirar, no voltearse, no conversar, estar quieto).
Se lee el Evangelio
Jesús nos hace escuchar
¿Qué cosas quisieran ustedes que les digan y que más les gustaría escuchar?… (Que nos digan que nos quieren, que toque música bonita, que nos hagan promesas de regalos). ¿Qué es lo más importante que hombre alguno nos puede decir?… (Que Dios nos ama). Por eso Jesús ha venido a este mundo porque nos quiso contar del Padre celestial que nos ama. Ahora bien, si uno es sordo y no oyen nada le pueden decir las cosas más importantes que existan, no entiende nada. Pero existe también una sordera interior: uno puede tener los oídos perfectos pero cuando no presta atención ¿qué sucede?… (No se entera). ¿Se acuerdan que al comienzo yo les hablaba y sus oídos escuchaban perfectamente lo que estaba hablando? Pero en realidad no escuchaban. ¿Por qué?… (No prestamos atención). Por eso, aunque tengamos los oídos sanos, deberíamos pedirle a Jesús algo importante para enterarnos ¿?… (Que nos haga oír, que podamos prestar atención a las cosas importantes.).
El que escucha bien sabe después hablar
Los sordos generalmente aprenden a hablar muy rápidamente cuando se les devuelve el oído. Es que nada malo les pasa a su lengua. Apenas escuchan , aprenden a hablar. Lo mismo con nosotros. Cuando no escuchamos no podemos hablar de las cosas que se nos ha dicho. ¿Quién de ustedes puede repetir lo que yo dije al comienzo cuando ustedes se aburrieron y no prestaron atención?… (Nadie). Es que no han escuchado. Por eso para poder hablar tenemos que ¿?… (Escuchar). Por eso les insisto, tenemos que pedirle a Jesús ¿?… (Que nos haga escuchar). Jesús quiere que seamos misioneros y no podremos hablar si no escuchamos.
Aplicación
¿Que es lo más importante que podemos contar a los demás?… (Que Dios nos ama). Y cuando vamos a misa hay momentos cuando debemos estar muy atentos porque nos dicen precisamente estas cosas. A veces cuando les he hablado de la oración les he dicho que siempre hagan un pequeño silencio para escuchar en el corazón lo que Dios nos quiera decir después de haber rezado nosotros. Por eso antes de rezar ¿qué le voy a pedir a Jesús?… (Que me haga escuchar). Cuando me pongo de pie para el Evangelio, ¿qué le pido a Jesús?… (Que me haga escuchar). De manera que podemos escuchar a Dios desde afuera cuando se proclama la palabra de Dios y desde adentro cuando hacemos un silencio y prestamos atención a lo que Dios nos quiera sugerir en nuestro corazón.
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De ningún modo
queremos dar pie al terrible malentendido como si pretendiéramos colaborar en
sustituir la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para
Niños.
Tenemos una
seria acusación al respecto.