Domingo 21 del Tiempo Ordinario B - Iglesia del Hogar: Preparamos en Familia para que todos puedan acoger con Fruto la Palabra de Dios proclamada en la Misa Dominical
Recursos adicionales para la preparación
Introducción a las Lecturas
Reflexionemos los Padres
Con los hijos
Conexión Eucarística
Vivencia Familiar
Nos habla la Iglesia
Oraciones
Falta un dedo: Celebrarla
INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS Dominicales
Primera Lectura: Josué 24.1 -2 a. 15 -17. 18 b
Dios había realizado una historia de salvación con los patriarcas; sus descendientes habían crecido y aumentado mucho el Egipto donde fueron esclavizados. Dios ha sacado este pueblo de Egipto dándole la tierra prometida (Jos 24.2 -13). Todo esto se lo recuerda Josué en su discurso de despedida a las tribus del pueblo escogido. Este recuerdo de la historia realizada exige también una decisión: las tribus tienen la posibilidad de decidirse a ir por otros caminos detrás de otros dioses. Para Israel siempre ha sido una tentación la presencia de los dioses de Canaán que prometieron a sus seguidores felicidad y prosperidad en realidad tenemos los mismos dioses hoy aunque no les pongamos estatuas. Podemos ir detrás de los dioses del dinero, del poder y del placer. ¿Quién es tu Dios?
Segunda Lectura (Ef 5, 21 -32)
Donde los cristianos viven su fe, allí se manifiesta algo del ministerio de Dios. Eso vale especialmente para la familia de la que se habla extensamente durante los últimos capítulos de la carta a los efesios (capítulos 5 y 6). El matrimonio es símbolo y signo de la unión entre Cristo y la Iglesia. Aparentemente San Pablo aporta la visión del rol de la mujer de su tiempo cuando habla del esposo como cabeza de la mujer. Sin embargo, sus palabras rompen todos los cánones humanos porque son signo de la presencia de Dios. Por ejemplo, ¿en qué consiste en ser cabeza? Ser como Cristo que se entregó totalmente. Esto nos indica que necesitamos leer y escuchar estos pasajes como creyentes para descubrir cómo Cristo ha querido que sea el matrimonio. ¿Tu matrimonio, respondiendo espontáneamente, es signo del misterio de Dios?
Evangelio (Jn 6, 60 -69)
La promesa del Señor (Jn 6, 59) es a la vez una exigencia. Los discípulos no entendían en aquel momento que Jesús está hablando de su ascensión (62). Por eso su respuesta debe ser una decisión de fe y de confianza. Más adelante comprenderán que el pan de vida del que se escandalizan los oyentes, hace presente al Señor con toda su realidad: humanidad, divinidad, sacrificio, gloria. Estas palabras dirigidas a nosotros cuestionan nuestra actitud frente a la eucaristía.
Reflexionemos los Padres
Diariamente el cristiano es confrontado con un sin fin de decisiones que tiene que tomar. En muchos casos son opciones neutrales, es decir, no entrañan una decisión por el bien o por el mal. Pero a diario estamos también ante decisiones, especialmente en el trato con los demás, que exigen de nosotros una decisión moral. El cristiano por su formación y por medio del combate de todos los días -ojalá sea así -ha adquirido una escala de valores que se orienta en Jesús. Tantas veces ante una decisión comenzamos a murmurar: "Esta situación es muy dura, ¿quien pueda aguantar?" Y despertamos al Señor. Lo curioso es que con todo tenemos la conciencia tranquila porque pensamos que se trata de cosas sin mayor importancia. Pensamos que cuando enfrentamos las cosas grandes decidiremos correctamente en seguimiento de Jesús. Esto recuerda las palabras de un caballero que dijo que en su casa el tomaba las decisiones grandes mientras dejaba a su esposa tomar las decisiones de todos los días. Cuando le preguntaron cuáles eran esta decisión es, dio como ejemplo la admisión de China a las Naciones Unidas, etc. En realidad nunca tomaba una decisión.
Al despertar al Señor en las cosas pequeñas creamos poco a poco una realidad como, por ejemplo, el agua de los Andes. Corren caudalosamente hacia el pacífico y dejan grandes partes de la costa como desiertos. Tu opción comienza en las cosas pequeñas porque en ellas también el Señor te pregunta: "¿Tu, quieres dejarme también?". Tengamos el valor también en las cosas pequeñas de responder como Pedro: "Señor, ¿a quién iríamos? Sólo tu tienes palabras de vida eterna.
Reflexionemos con los Hijos
No sé si conocen la historia de la antigüedad. Retaron a un hombre a que cargue un toro entero. ¿Saben lo que hizo? Compró un torito recién nacido. Cada día le dio alimentación y cada día lo cargaba. Conforme creció el toro crecían también las fuerzas y los músculos del que lo cargaba. Y después de unos dos años cargaba con cualquier toro que suele presentarse.
Jesús continuamente nos pregunta si queremos decidirnos por el: cuando tenemos que compartir, cuando queremos ser los primeros, cuando nos piden un servicio, cuando nos toca cumplir con nuestros deberes. En el caso de acostumbrarse uno a tomar decisiones por Jesús en estas decisiones pequeñas de todos los días, será como el hombre que aprendió a cargar con un toro. Tendrá la fuerza tendremos la fuerza de hacerlo porque nos hemos entrenado cada día.
Conexión Eucarística
Jesús no sólo ha hablado y enseñado sino se ha entregado hasta la muerte en Cruz. En cada misa celebramos esta disposición suprema del Señor por su Padre y por nosotros. En la comunión quiere darnos a nosotros la fuerza necesaria de decidirnos siempre de nuevo por Dios y por los hermanos.
Nos habla la Iglesia
"… Jesús mismo, Evangelio de Dios, ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena… como núcleo y centro de su buena nueva Jesús anuncia la salvación… Este reino y esta salvación, palabras clave en la evangelización de Jesucristo, pueden ser recibidos por todo hombre como gracia y misericordia. Pero a la vez cada uno debe conquistarlos con la fuerza: "El reino de los cielos está en tensión y los esforzados lo arrebatarán". Así dice el Señor, con la fatiga y el sufrimiento, con una vida con reforma al Evangelio, con la renuncia y la Cruz, con el espíritu de las bienaventuranza. Pero, ante todo, cada uno lo consigue mediante un total cambio interior, que el Evangelio designa con el nombre de metánoya, una conversión radical, una transformación profunda de la mente y del corazón" (Pablo VI, encíclica "Evangelii nuntiandi" 10).
Vivencia Familiar
Aunque le parezca ridículo, está comprobado que los que hacen ejercicio, es decir, los que suelen hacer esfuerzos físicos, tienen mayor capacidad de decisión. Parece evidente que un cuerpo de molicie es un instrumento muy distinto de un cuerpo cuyos músculos funcionan al instante. Anime a sus hijos a hacer ejercicios diarios. El medio más fácil es cuando les da el ejemplo.
Cuando el Consejo de familia tiene que tomar decisiones, ayuda mucho preguntarse ¿Qué diría Jesús? Con todo, por favor, no utilicemos esta pregunta para extorsionar el buen comportamiento de los niños.
Un lema semanal (palabra de Cristo, un dicho famoso) dirigirán la atención hacia las cosas importantes. ¿Por qué no coloca en lugar visible la pregunta de Cristo: "¿quieren dejarme ustedes también?" durante la semana. Oraciones
Oraciones
Jesús la realidad humana
Dios mío, tú sabes que en nosotros hay aún mucho del viejo Adán y de Eva como que queremos soñar acerca del cielo, queremos soñar de la gloria de tu trono, que queremos soñar de tu libertad divina y queremos olvidarnos de este mundo, de sus sufrimientos y sus pesares. Dios nuestro, tú lo sabes que por eso has bajado del cielo a esta tierra desnuda… a la esclavitud del trabajo… hasta la muerte del siervo inútil, en la Cruz. Dios nuestro, por eso no podías hacer otra cosa que llamarnos a participar de tu misterio. No podías estar cerca de nosotros más que como hacer que parte de este mundo, como ser de esta tierra, como hombre que trabaja… como quien quiere sentirse en el cielo… como libertad santa. Por eso no puedo sentirte sino en esta tierra dura… en el trabajo de siervo. Dios nuestro, deja que te lo agradezcamos… cuando nos inmerges contigo en el abismo de la tierra… en el desierto del mundo… en la aridez de la existencia de esclavo: porque ahí estás tú, estamos contigo y existimos en ti. Es ahí que podemos vivir por ti, Jesús hecho tierra, Jesús hecho mundo (Cfr. E. Przywara).