Disfruten
de la Palabra Divina de los Domingos
tomados
de la mano de los Padres de la Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los
tiempos y del Catecismo de la Iglesia Católica
(Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( )
hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a:
DOMINGO XXIV
ORDINARIO B
“Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que
lo entregó por nosotros”
Is 50,5-9a: “Ofrecí
la espalda a los que me apaleaban”
Sal
114,1-2.3-4.5-6.8-9: “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida”
St 2,14-18: “La
fe, si no tiene obras, está muerta”
Mc 8,27-35: “Tú
eres el Mesías... El Hijo del hombre tiene que padecer mucho”
El Siervo repite
lo que se le ha dicho: “Me ha abierto el oído” indica la revelación que ha
recibido; “mesaban la barba” evoca el desprecio de su dignidad personal; “no
oculté el rostro....” se cumplió en Jesucristo ante Pilatos y los soldados.
Por primera vez
en san Marcos los discípulos reconocen a Jesús como Mesías. Pedro es el primero
de los hombres en confesar a Jesús como el Mesías esperado. Es un profundo acto
de fe proclamada. La prohibición posterior está vinculada con el secreto
mesiánico, y con la predicción de la pasión que sigue a continuación.
Jesús quiere que
ya que le aceptan como Mesías, le acepten tal como los sucesos futuros les
harán ver. Con la expresión “el Hijo del hombre tiene que padecer” unirá en una
sola las figuras del Mesías juez glorioso y la del Siervo doliente. Y lo último
se dirá en el kerigma apostólico.
Nuestra sociedad
está convencida de que el sufrimiento
no sirve para nada. Y no es que se aborrezca por estéril, sino que se detesta
en sí mismo. Y aquello que se rechaza no puede ser considerado válido bajo
ningún aspecto, ni siquiera por el heroísmo. Porque, como es gratuito, cada día
cuenta con menos adeptos.
_ “Como se iban
cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a
Jerusalén”. Por esta decisión, manifestaba que subía a Jerusalén dispuesto a
morir. En tres ocasiones había repetido el anuncio de su Pasión y de su
Resurrección. Al dirigirse a Jerusalén dice: “No cabe que un profeta perezca
fuera de Jerusalén (Lc 13,33)” (557).
_ “La Iglesia permanece
fiel a ``la interpretación de todas las Escrituras'' dada por Jesús mismo,
tanto antes como después de su Pascua: ``¿No era necesario que Cristo padeciera
eso y entrara así en su gloria?'' (Lc 24,26-27,44-45)” (572).
_ “Como última
purificación de su fe, se le pide al ``que había recibido las promesas'' (Hb
11,17) que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: ``Dios
proveerá el cordero para el holocausto'' (Gn 22, 8), ``pensaba que poderoso era
Dios aun para resucitar de entre los muertos'' (Hb 11,19). Así, el padre de los
creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su propio Hijo sino que
lo entregará por todos nosotros. La oración restablece al hombre en la
semejanza con Dios y le hace participar en la potencia del amor de Dios que
salva a la multitud” (2572).
_ “Con esta
revelación del Padre y con la efusión del Espíritu Santo, que marcan un sello
imborrable en el misterio de la Redención, se explica el sentido de la Cruz y
de la muerte de Cristo. El Dios de la
Creación se revela como Dios de la Redención, como Dios que es fiel a sí mismo,
fiel a su amor y al hombre y al mundo, ya revelado el día de la Creación. El
suyo es amor que no retrocede ante nada de lo que el mismo exige la justicia..
Y sobre todo el amor es más grande que el pecado, que la debilidad, ``que la
vanidad de la creación'', más fuerte que la muerte; es amor siempre dispuesto a
aliviar y a perdonar...” (Juan Pablo II, RH 9).
Una cosa es el
Cristo que nos gustaría reconocer y otra el Cristo tal como se presenta Él
mismo. Lo primero es voluntarismo y error; la fe nos hace aceptarle también
como Siervo.
vea:
clerus.org
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