DOMINGO 9 TIEMPO ORDINARIO Ciclo A - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa Dominical
Falta un dedo: Celebrar
1. INTRODUCCIÓN A LA PALABRA
1. 1 Primera Lectura: Deuteronomio 11, 18. 26-28.
Tuve el regalo de viajar a Jerusalén en compañía de mis padres. Por supuesto
llegamos también al muro de las lamentaciones: los restos del templo de
Salomón, único vestigio que tienen los judíos del lugar que significaba para
ellos la presencia de Dios. Ningún judío ortodoxo se atrevería a caminar
hacia arriba por la cima del monte del templo por temor de pisar por donde
estaba el lugar del Santo de los Santos. Observé que los judíos comenzaron a
orar de manera recogida, meciendo rítmicamente el cuerpo. Algunos pusieron
papelitos en las ranuras entre las piedras. Confieso que era fácil rezar en
este ambiente porque estaba rodeado de personas que oraban con fervor.
Observé algo que me intrigó: algunos caballeros, vestidos de negro y con
cabellera larga y sombreros redondos, -más tarde me enteré que eran los
judíos que algunos de sus correligionarios llamarían fanáticos- sacaron de
su maletín además de unos libros de oración unas cajitas redondas, provistas
de soguillas negras tipo pasadores. Amarraron una de las cajitas sobre la
frente y la otra cajita en su brazo.
Al leer la lectura del Deuteronomio se darán cuenta ustedes cuál era la
razón de este proceder: en tiras de pergamino muy finas llevan escritas las
palabras de la alianza, las colocan en estas cajitas y la amarran en la
frente y en el brazo para no olvidarse nunca de ellas y tenerlas siempre
presentes. Me parecía una costumbre conmovedora el recordar así la alianza
con Dios y dar testimonio ante todo el mundo que uno quería vivir la alianza
con Dios. Me dio un poco de envidia, como si los hermanos de la Antigua
Alianza me tuvieran una ventaja. Pero luego me acordé que nosotros llevamos
también signos de la Nueva Alianza que deberían recordarnos siempre lo que
somos: me refiero a la cruz. Pensé que todo signo puede perder su
significado impactante cuando uno se acostumbra a ello y ya no piense en su
significado.
Los cristianos nos olvidamos demasiado pronto que estamos continua y
permanentemente entre la bendición y la maldición, entre la gracia y el
pecado, entre la comunicación con Dios o con el demonio. Con angustia uno
piensa a veces cuánto tiempo estamos perdiendo dando importancia a cosas que
no valen la pena por su futilidad mientras que tendríamos que tener presente
lo que Dios nos ha regalado y sigue regalando: la bendición de poder caminar
con Él. Dejemos que Moisés hable a nuestro corazón. Y aunque no pongamos la
ley sobre nuestra frente y no la amarremos en nuestro brazo que los signos y
ayudas que están a nuestra disponibilidad nos ayuden a no perder nuestra
vida en vanidades y a recordar el amor del Señor.
1. 2 Romanos 3, 21-25 a. 28.
A través de los siglos de los hombres estamos en peligro de querer "comprar"
a Dios. Si, ha leído bien. Ofrecemos oraciones, velas votivas, comuniones,
novenas, sacrificios, renuncias al cine, a fiestas, etc. todo eso para
lograr algo de Dios. Esto me recuerda la historia de una familia que en su
barquito había salido a la bahía para pescar, estando amarrado el barco con
una soga larga que lo unía con el muelle. Al caer la tarde el padre de
familia le indica al menor de sus hijos que tire de la soga para regresar a
tierra. El niño comienza a jalar y de repente grita jubiloso: "Papá, mira,
mira, la fuerza que tengo. Soy tan fuerte que estoy jalando el muelle hacia
nosotros". El hermano mayor le reconvino: "Tonto, no es el muelle que se nos
acerca, somos nosotros que nos movemos". Este es el proceso de todo lo que
hacemos referente a Dios. No lo "movemos" hacia nosotros, no le hacemos
cambiar de opinión, somos nosotros que cambiamos.
Podría decir uno: estamos mal. No tenemos nada con que influenciar a Dios".
En primer lugar, a Dios no se necesita moverlo, él está en continuo
movimiento de amor hacia nosotros, porque él es amor. En segundo lugar, Dios
nos da la salvación gratis, gratuitamente, sin que podamos ofrecer algo de
nuestra parte. Lo único que tenemos que hacer es aceptar la salvación, la
justificación, esta aceptación se llama fe.
¿Comprende ahora lo tonto que somos a veces? Hacemos esto, hacemos aquello
para congraciarnos con Dios y Dios nos lo da gratis y nos da siempre lo que
es mejor para nosotros. El problema está en que nosotros tenemos nuestras
ideas fijas que las cosas deben marchar según nuestra cabeza y según nuestra
pobre inteligencia mientras que Dios siempre actúa para nuestro mayor bien.
Es falta de fe, por lo tanto, no aceptar lo que Dios te quiere dar. Este es
fe: aceptarlo todo de Dios y estar segurísimo que todo es para bien. Leamos
esta parte de la carta del apóstol San Pablo y digámosle a Dios que lo
sentimos de ser tan testarudos a veces.
1. 3 Evangelio: San Mateo 7, 21-27.
A veces los cristianos nos complicamos la vida por gusto y porque lo
decidimos así. Me explico: en los encuentros con los hermanos a veces les
relato una experiencia que tuvo un joven sacerdote: cada mañana tenía que
tomar el ómnibus cerca del convento. Debo subrayar que en aquel entonces
todavía se llevaba sotana. La gente nos mantenía a los sacerdotes a
distancia. Pero cuando uno se encuentra cada día, comienza por saludar,
hacer observaciones sobre el clima, que hace frío, que hace calor, entonces
la gente ya cobra confianza. Muy pronto el sacerdote fue acogido por el
grupo que cada mañana esperaba ahí a esa hora su movilidad. Menos un señor,
que siempre se alejaba cuando el sacerdote se acercaba. Esto al sacerdote le
picó la curiosidad; una mañana decidió comprobar si éste alejarse fue por
casualidad o por principio. Maniobró de manera tal al señor que al final
quedaba justo frente al sacerdote. ¿Qué hacía el señor? Le volteó la
espalda. "Bueno, pensaba el sacerdote, será un anticlerical, vamos a dejarlo
en paz". Terminó el año, y el sacerdote tenía que llevar sus maletas a la
estación del ferrocarril. Sólo le faltaba ir a la Universidad, recoger sus
notas y emprender viaje. El sacerdote se despidió de la gente del paradero
que se quejaban que no se les había avisado anteriormente para traer un
regalo de despedida. El sacerdote se había despedido de todos y ya se estaba
acercando el ómnibus. Justo en este momento se le acerca el hombre que nunca
le había hablado y dijo: "¿Puedo preguntarle algo?". El sacerdote se quedó
sorprendido y un momento sin habla y luego dijo: "Como no, ¿qué se le
ofrece?" Dijo el hombre: "¿Puede usted darme una buena razón para que yo me
haga cristiano?" El ómnibus se estaba acercando, quedaban escasos 15
segundos a lo máximo para contestar. ¿Qué le habrían contestado ustedes?
A veces les dirijo la misma pregunta a mis oyentes. Vaya que se complican la
vida. Las respuestas más complicadas cuando se trataría sólo de dar una
respuesta sencilla. Lo mismo busca la pregunta: "¿Por qué es cristiano
usted?" Y no vale contestar que uno ha nacido en una familia católica y por
eso es católico. ¿Cuál es la razón por qué es usted católico ahora?...
La respuesta del sacerdote fue: "Creo en Cristo, él Hijo del Dios vivo que
me ama en todo momento del día y de la noche, y yo trato de amarlo en todo
momento del día y de la noche". Esto no es una de explicación teórica sino
una profesión de fe, es decir, algo que puedo decir cuando mi vida
corresponde a lo que digo. Por eso, si creo en Cristo, vivir como él vivió,
eso es fe ¿verdad?
¿Qué tiene que ver todo esto con el evangelio. Muy mucho. Jesús subraya que
no vale si es cristiano boca afuera y no trata de vivir conforme. El ejemplo
de la construcción se refiera a esto: cuando hay problemas en tu vida,
cuando se te exige a amar al enemigo, ¿eres cristiano? Este evangelio es el
punto final de las enseñanzas contenidas en los capítulos 5 a 7 de San
Mateo. Todo esto, si no lo vives, no tiene valor. En lugar de mirar una hora
que televisión ¿por qué no toma la Biblia y se pone a leer estos capítulos
de un tirón y se dará cuenta que es el cristiano, es otra cosa.
2. REFLEXIONEMOS
2. 1 Los padres
Unión en la fe.
La presencia de Jesús invisible será reconocida por la fe. Esto nos hacen
entender las apariciones del Señor resucitado. Los discípulos Emaús sólo lo
reconocieron cuando comenzaron a abrir su corazón por la fe. El verdadero
reconocimiento no se lo dieron los ojos corporales sino los de la fe. Es
verdad que en el evangelio de Juan leemos como Tomás reconoce al señor,
cuando aún era "incrédulo". Pero hay que considerar la cosa despacio. Aquí
no se trata de uno que rehusara su entrega a Cristo sino de aquel que tiene
palabras como aparecen en el mismo evangelio: "Vamos también nosotros a
morir con él" (Juan 11, 16). Y el relato de esta aparición de Jesús ante
Tomás acaba con estas otras palabras: "Bienaventurados los que no han visto
y han creído" (20, 20). He ahí de lo que se trata: todo el que se entrega al
Señor puede estar cierto de que el Señor está con él aunque no lo vea. Por
lo demás lo que Tomás confiesa no es lo que ven sus ojos sino lo que
reconoce a la luz de la fe. Y así dice mucho más de lo que pueden ver sus
ojos: "Señor mío y Dios mío".
Pues no hemos de olvidar que el Señor resucitado inaugura una nueva
creación. Para entrar en contacto con él necesitamos los sentidos de la
nueva creación: los ojos de la fe.
Comprendemos, pues que tener fe es ser consciente y aceptar la presencia de
Cristo en todas las circunstancias de la vida. Sólo los ojos de la fe
permiten descubrirlo. Sólo la fe nos impulsará a corresponder. Y el que
tiene fe corresponde a la presencia del Señor con la fe, la esperanza y la
caridad. De esta manera, cuando veo a alguien amar, a tener una firme
esperanza sé que el Señor está presente porque el hermano me da el ejemplo.
Si quedan algunas dudas de cómo reaccionar ante la presencia de Cristo en la
vida presente nada más leamos los capítulos 5 a 7 de San Mateo. No le
quedará duda alguna. Si quiere una pregunta de resumen: ¿Amas a tu enemigo?.
Si lo haces entonces tienes fe. Humanamente no es posible amar al enemigo,
sólo la ayuda de Dios nos capacita para ello. Así que: ame a su enemigo y
puede estar seguro que tienes fe. El señor está presente. Si no está
convencido o convencida lea las cartas de San Juan.
2. 2 CON LOS HIJOS
La vida de la fe
San Pablo escribe a los colosenses: no cesamos de orar y pedir por ustedes
para que sean llenos del conocimiento de la voluntad de Dios, con toda
sabiduría e inteligencia espiritual, y anden de una manera digna del Señor,
procurando ser gratos en todo, dando frutos de toda obra buena creciendo en
el conocimiento de Dios" (Col 1, 9-10).
No podemos permanecer en la fe como niños pequeños; necesitamos crecer en el
conocimiento de Dios. Para ello es necesario ante todo conocer cada vez
mejor a Jesucristo, "en quien se hallan escondidos todos los tesoros de la
sabiduría y de la ciencia" (Col 2, 3).
Para crecer en ella es necesario pedir la fe. Pero también es necesario
irnos instruyendo en ella. Por eso necesitamos escuchar atentamente la
predicación, asistir al catecismo, tomar parte en las clases de religión con
máximo interés y leer de buen grado la Biblia, el misal, las vidas de los
santos.
Pero no es suficiente creer en fondo de nuestro corazón, necesitamos también
confesar pública y abiertamente nuestra fe. Cristo dice: "A todo el que me
confesare delante de los hombres yo también lo confesaré delante de mi Padre
que está en los cielos; pero a todo el que me negase delante de los hombres,
yo le negaré también delante de mí Padre, que está en los cielos" (Mt 10,
32-33).
También es importante proteger nuestra fe llevando una vida cristiana y
evitando todo lo que pueda ponerla en peligro. El que pasa su tiempo con
compañeros sin fe o enemigos de ella, o lee escritos impíos, pone su fe en
peligro. También llevan a la pérdida de la fe un corazón orgulloso y una
vida deshonesta. Aquel que por circunstancias se vea obligado a vivir en un
ambiente de incredulidad debe rezar con gran fervor, procurarse una sólida
instrucción religiosa y recibir con frecuencia los santos sacramentos.
Peca contra la fe aquel que la descuida o la pone sin necesidad en peligro,
por ejemplo, si sólo ora raramente, o nunca reza, no escucha la predicación,
falta a la enseñanza religiosa, lee escritos impíos o se relaciona con
personas descreídas, sobre todo peca contra la fe aquel que duda
voluntariamente de esta misma fe por su propia culpa o cree algo falso
porque así quiere. El pecado más grave contra la fe lo comete el que
apostata de la fe o reniega de ella, por ejemplo, el que se separa de la
Iglesia católica.
El que está convencido y firme en la fe, vive su fe. Pone confiadamente toda
su vida en manos de Dios, ama a Dios de todo corazón y hace todo cuanto Dios
quiere de él. La fe es como la raíz de la que brotan todas las demás
virtudes cristianas.
3. RELACIÓN CON LA MISA
Dios nos da todo y nos lo da gratuitamente, sin que nosotros tengamos que
hacer un esfuerzo. Dios nos ha amado primero. Fe es aceptar los dones de
Dios y gozar de ellos en todos los acontecimientos de nuestra vida. Por
cierto, su presencia y sus dones se hacen presentes de manera intensa cuando
celebramos juntos la Santa Misa. Cuanto más fe tanto o más apertura a la
acción amorosa de Dios.
4. VIVENCIA FAMILIAR
Preparar un cartel que lleva dos frases: "Construir sobre roca" "Construir
sobre arena". En algún momento se conversa qué significa construir sobre
roca y construir sobre arena. De esta manera los miembros de la familia son
estimulados cada día en pensar cómo están construyendo.
5. NOS HABLA LA IGLESIA
"El concilio exhorta a los cristianos, ciudadanos de la ciudad temporal y de
la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados
siempre por el espíritu evangélico. Se equivocan los cristianos que,
pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente pues buscamos la futura,
consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta que
la propia fe es un motivo que los obliga al más perfecto cumplimiento de
todas ellas según la vocación personal de cada uno. Pero no es menos grave
el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse
totalmente a los asuntos temporales, como si éstos fueran ajenos del todo a
la vida religiosa, pensando que ésta se reduce a meramente a ciertos actos
de culto y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales. El divorcio
entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los
más graves errores de nuestra época. Ya en el Antiguo Testamento los
profetas reprendían con vehemencia semejante escándalo. Y en el Nuevo
Testamento sobre todo, Jesucristo personalmente conminaba grandes penas
contra el. No se creen, por consiguiente, oposiciones artificiales entre las
ocupaciones temporales, por una parte, y la vida religiosa por otra. El
cristiano que falta a sus obligaciones temporales, o falta a sus deberes con
el prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en
peligro su eterna salvación. Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien ejerció
el artesanado, alégrense los cristianos de poder ejercer todas sus
actividades temporales haciendo una síntesis vital del esfuerzo humano,
familiar, profesional, científico o técnico, con los valores religiosos,
bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la gloria de Dios". (Vaticano
II, Gaudium et spes, 43 a).
6. LEAMOS LA BIBLIA CON LA IGLESIA
Lunes: Tobías 1, 1 a 2; 2, 1-9; 2 Pedro 1, 1-7; San Marcos 12, 1-12.
Martes: Tobías 2, 10-23; 2 Pedro 3, 12-15. 17-18; San Marcos 12, 13-17.
Miércoles: Tobías 3, 1-11. 24-25; 2 Timoteo 1, 1-3. 6-12; San Marcos 12,
18-27.
Jueves: Tobías 6, 10-11 a. 7, 1. 9-17. 8, 4-10; 2 Timoteo 2, 8-15; San
Marcos 12, 28b-34.
Viernes: Tobías 11, 5-17; 2 Timoteo 3, 10-17; San Marcos 12, 35-37.
Sábado: Tobías 12, 1. 5-15. 20; 2 Timoteo 4, 1-8; San Marcos 12, 38-44.
7. OREMOS
Orar (= conversar con el Señor) acerca de las palabras del evangelio:
- “No todo el que me dice: ` ¡Señor, Señor!´ entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
Jesús, Yo quiero hacer la voluntad del Padre... Sé que Él quiere que yo sea
santo y que tú seas mi modelo... pero a veces fallo... no siempre cumplo los
mandamientos... Señor, suelo fallar en... y en.... ¡Perdóname, soy un poco
bestia! ... Voy a intentar mejorar... Gracias por quererme, a pesar de
todo...
¡Cumplir tu Voluntad! además de AMAR cumpliendo los mandamientos deberé
esforzarme por cumplir con mi deber lo mejor posible... estudiar... ¿estoy
estudiando lo suficiente? ... ¿intento aprovechar el tiempo en clase? ... En
casa me distraigo a la hora de estudiar, me siento ante los libros, y muchas
veces se me va la cabeza, y me pongo a pensar en otras cosas... Voy a
ponerme delante una foto de la Virgen, y cuando me distraiga, le pediré
ayuda para concentrarme, y así cumplir Tu Voluntad, Señor... Recuérdame en
casa que busque una estampa ¿vale? ...
También podría mejorar con mi familia... En la relación con XXXX podría
mejorar en.... y con YYYYYYYY podría...... Tal vez pudiera interesarme más
por las cosas de lo los demás, por ejemplo ... Señor, también podría ayudar
un poco mas de lo que ayudo en casa; durante este semana me voy a esforzar
en.....
También podría tratar mejor a algunos compañeros del instituto, por ejemplo
con XXXXXXXXX podría.......
Cumplir tu voluntad, es hacer en cada momento lo que debo hacer...Dame
Señor, tiempo para reír... tiempo para ayudar... tiempo para estudiar...
tiempo para ver la tele o para leer... tiempo para rezar... tiempo para
hablar con los amigos... Señor, ¡Ayúdame! que haga en cada momento lo que
debo hacer...
Señor, no solo quiero hacer tu voluntad, e intentar imitarte en todo, sino
que también quiero aceptar tu voluntad... quiero aceptar las cosas que me
ocurren... incluso las malas... las quiero aceptar porque Tú las permites...
y si las permites, será porque vas a sacar algo bueno y positivo de ellas
para mí o para otros,... y aunque yo no lo entienda las voy a intentar
aceptar... porque sé que me quieres... y confío en ti... Esto no va a ser
fácil para mí, pero, ¡con tu ayuda lo conseguiré! ... ayúdame a aceptar tu
voluntad en todas las circunstancias, buenas y malas... en el “Padre
Nuestro” te suelo decir: “hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo”,... pero, la verdad, la mayoría de las veces te lo digo como un robot
y no me entero de lo que te estoy diciendo... Ayúdame a ser consciente de lo
que te pido en ese momento... “hágase tu voluntad”...
- “el que escucha mis palabras y las cumple es como aquel hombre sensato que
edificó su casa sobre roca”. Señor, ¡quiero ser feliz! ... pero no quiero la
felicidad que dan las juergas... quiero esa alegría que das Tú... Sé que en
la vida me va a tocar sufrir: enfermedad, desprecios, muerte; y esos
sufrimientos los podré llevar con paz, serenidad y paciencia o amargado,
depende sobre QUE construya mi vida: sobre roca o sobre arena... No quiero
construirla sobre arena, Señor... quiero que Tú seas mi cimiento...
- (vino el mal tiempo y) “no se derrumbó porque estaba cimentada sobre
roca”. Jesús, quiero construir mi vida sobre ti, sobre roca dura, para que
cuando vengan los malos momentos de la vida, “el mal tiempo”, el edificio
siga en pie, Yo siga en pie, con paz... ¡que pueda imitarte a ti en el
momento de tu pasión y muerte ... eso Señor, sólo lo puedo conseguir si Tú
me ayudas ... necesito tu ayuda para aceptar tu voluntad sin enfadarme ...
¿sabes? a veces me enfado ... ¿a que me perdonas? ... ¡gracias!
A veces te pido cosas, que no se cumplen... no me las concederás por algo,
ayúdame a aceptar tu voluntad, o sea, lo que Tú crees que es mejor para
mí...
Otras veces, me ocurren cosas que no me gustan, pero tú las has permitido, y
lo habrás hecho por algo: haz que acepte siempre con alegría tus
designios... Recuérdame, que en los momentos de dificultad, te diga: “Señor,
si Tú lo quieres, yo también lo quiero”...
- “el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, es como
aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron
los torrentes, soplaron los vientos, se abatieron sobre la casa y ésta se
derrumbó” Jesús mío, te quiero pedir por algunas personas, para que
edifiquen su vida sobre roca, te pido que Tú seas su cimiento, que se den
cuenta que sólo apoyándose en ti conseguirán la felicidad verdadera, son:
(dile los nombres).... ...... ..... ... ..... ..... ..... ....... .....
...... ...... ...... ..... . ...... ...... ..... y .......
Antes de acabar, te repito los propósitos que he hecho en este ratito de
oración:
1.- Voy a buscar una estampa de la Virgen para pedirle ayuda en el estudio.
2.- En casa, me voy a esforzar en lo siguiente: .....................
3.- Cuando tenga alguna pequeña dificultad durante esta semana, te voy a
decir: “Señor, si Tú lo quieres, yo también lo quiero”.
Todos: Te damos gracias, Señor, por los buenos propósitos, afectos e
inspiraciones que nos has comunicado en este rato de oración.
Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, Ángel de mi Guarda,
interceded por mí ante Dios nuestro Señor.
(cortesía:
http://www.telefonica.net/web2/mariagarcialossantos/maria-familia/construir%20nuestra%20vida%20sobre%20roca.htm)
8. NUESTRO EJEMPLO
San Ignacio de Loyola
Cuando Lutero comenzó a separar medio Europa de la Iglesia, cuando atacaba
también el culto a la Virgen María, despertó Dios a un hombre que debía
fundar una nueva familia religiosa, destinada a luchar contra los errores de
Lutero y a conducir a nuevos pueblos al seno de la Iglesia: fue el noble
español y militar Ignacio de Loyola. Educado en la fe católica tradicional
la vivía como hijo de su tiempo: listo para cualquier pelea, inteligente,
culto, generoso pero no muy santo. El mes de María, el 20 de mayo que caía
en este año en Pentecostés le trajo la conversión. Durante una campaña
militar una bala de cañón le rompió la pierna así que tenía que guardar cama
por meses de convalecencia. Después de haber leído todas las novelas de
caballeros a su alcance, por puro aburrimiento, se puso a leer un libro con
vidas de los santos. Y comenzó a comprender que los santos hacían cosas más
grandes aún que los nobles caballeros y decidió hacerse soldado de Cristo.
Luego de su curación hizo un peregrinaje al Montserrat, un santuario muy
famoso de la Virgen Santísima. Hizo confesión general y colgó su espada
cerca del altar de la Madre de Dios. Según una costumbre antiquísima cumplió
una vigilia ante este altar. Luego se retiró a una cueva de Manresa para
dedicarse a la oración y la penitencia. Dios le dio muchas bendiciones y
gracias, visiones y enseñanzas durante este tiempo, de manera que estaba
dispuesto, como dijo el mismo más tarde, de dar su vida por cada una de las
verdades de fe a partir de este momento.
A los 33 años volvió a la escuela para prepararse al sacerdocio para poder
servir así mejor a las almas. Luego estudió los siete años en París donde
reunió a sus primeros compañeros en el mismo ideal. Con ellos, en la fiesta
de la Asunción de la Virgen Santísima hizo los votos de pobreza, castidad y
obediencia en el año 1534. El día de Navidad de 1538 celebró su primera Misa
en Santa María la Mayor donde se conserva una de las primeras reproducciones
del pesebre.
La nueva familia religiosa se llamaría compañía de Jesús y estaría, cual
tropa volante a disposición del Santo Padre por donde quisiera enviarlos. Le
daba mucha importancia a la formación porque decía que un sacerdote culto
podía servir mucho mejor a las almas que un sacerdote que no lo era.
Su ideal era cumplir la voluntad de Dios en toda circunstancia, al servicio
de los hombres, infatigable en enseñanza y oración. Su libro "Los
Ejercicios", fruto de sus experiencias de Manresa es una feliz síntesis
entre oración y trabajo, contemplación y esfuerzo humano.
La Virgen le aparece muchas veces durante su vida y según su propio
testimonio es la intercesora especial ante Dios. Siempre lleva sobre su
corazón una imagen de la Madre de Dios. El y sus primeros compañeros, muchos
de ellos también venerados como santos de la Iglesia, reavivaron la devoción
a la Virgen Santísima y es por ello que han podido, según el decir de muchas
personas entendidas, salvar a muchos cristianos y llevarlos a la conversión.
Su lema era: "Todo para la mayor gloria de Dios". En verdad ardía en deseos
de servir a Dios y a los demás. Fue muy exigente consigo mismo y muy suave
con los demás. El 31 de julio de 1556 pasó a otra vida mejor.