Domingo 8 del Tiempo Ordinario A - 'nadie puede servir a dos señores - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios durante la celebración de la Misa dominical
Falta un dedo: Celebrarla
Para ser más felices" Curso con y sobre las Bienaventuranzas"
1. Pasaje del domingo
1. 3 Evangelio: San Mateo 6, 24-34
2. Catequesis: El que confía en Dios no acapara
Meta
Queremos despertar en los niños la confianza en la bondad de Dios. Esta
confianza se manifiesta en la disposición de compartir con los demás. El
amor de Dios y su providencia nos permite ser generosos.
LA CATEQUESIS
No sé si ustedes conocen la historia de Heidi. Se trata de una niña que vive con su abuelo en los Alpes, en las montañas y en sus correrías se hace amiga de la abuela de su compañero de juegos. La abuela es ciega y casi no puede comer porque ya no tiene dientes para masticar. Muchas veces el pan es demasiado duro. Un día Heidi viaja a una gran ciudad y vive en la casa de un señor muy rico junto con una niña paralítica. A lo que voy es lo siguiente: Heidi se sorprende que cada mañana en el desayuno hay abundancia de pan muy blanco y muy suave que casi no necesita masticarse para comerlo. Pensando en la abuela se decide guardar cada día una tajada. Al revisar los armarios la institutriz encuentra un cajón lleno de pan blanco. ¿Qué había pasado con los panes? Estaban secos y duros como una piedra. Y la pobre niña se puso a llorar porque ella los había guardado para llevarlos a la abuelita que no tenía dientes para morder el pan. Lo había hecho de buena intención pero no había pensado que los panes se pasan con el tiempo.
Nosotros somos acaparadores también.
Da ganas de reírse de la pobre Heidi. Pero mejor no reírse de ella porque ella quiso hacer algo bueno y nosotros a veces somos peores. ¿Qué no lo somos? Les voy a poner algunas preguntas y cada uno contesta en su corazón.
¿Acaso no nos ha sucedido que pensábamos tener mucho apetito y pedimos un pan y nos lo dieron? Después de un tiempo se nos pasó el hambre y nos quedamos con un enorme pedazo, Nadie podía comerlo porque ya lo habíamos mordido y tenían que tirarlo.
¿Acaso no nos ha sucedido que hemos pedido que nos llenen el plato y después de un tiempo ya no teníamos hambre, comimos un poco y tenían que tirar lo demás?
¿Acaso no nos ha sucedido de pedirles insistentemente a nuestros padres que nos compren un juguete que nos parecía tan lindo de tenerlo y nos cansamos rápidamente, y ahora el juguete que costaba tanto está tirado por ahí?
La niña de la que les hablé tenía, por lo menos, buena voluntad porque quería ayudar a la abuelita. Nosotros pedimos las cosas solamente para nosotros mismos.
Nuestro derroche quita a los demás.
Ustedes saben que hay niños que son muy pobres. A veces no tienen qué comer. Ellos hubieran podido comer el pan que nosotros tiramos cuando ya no teníamos hambre. Ellos hubieran podido comer la comida que hemos pedido cuando nuestros ojos eran más grandes que el estómago. Hay niños que no tienen juguetes. Ellos podrían jugar con los juguetes que nosotros hemos tirado y abandonado en un rincón o en un cajón. Se podría decir: lo que nosotros tiramos se lo hemos quitado a los demás. ¿Qué ideas tienen ustedes, qué podríamos hacer para no malgastar la comida y las demás cosas?
El que confía no acapara.
¿Saben lo que hizo Heidi cuando se daba cuenta de su error? Le pidió al señor rico, dueño de casa, para que consiga el pan para la abuela y efectivamente lo hizo. ¿Heidi necesitaba después guardar el pan?... (No). Lo único necesario era tener confianza en la bondad del dueño de casa y todo estaba arreglado.
Nosotros muchas veces pedimos cosas porque pensamos que nos van a faltar. ¿Hay alguien que es más rico y más poderoso que todos?... (Dios). Él nos quiere más que nuestros propios padres pueden querernos. Nos da lo que le pedimos y cuida de nosotros. El que confía en Dios sabe que nada le va a faltar. Porque Dios te ama hoy, mañana y todos los días. En esta seguridad no necesitamos acaparar. Podemos tener el corazón abierto para compartir lo nuestro. Pensemos un poco ¿qué podemos pedirle a nuestros padres o que podemos hacer con nuestra propia propina para ayudar a los demás?
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.