Solemnidad de la Ascensión C - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Contenido
1 Introducción a la Palabra
1.1 Primera Lectura (Hechos 1,1-11)
1.2 Segunda
Lectura (Efesios 1,17-23)
1.3 Evangelio
(San Lucas 24, 46-53)
5. Nos habla la Iglesia: “El Fundamento del Apostolado seglar
6. Leamos la Biblia con la Iglesia*
7.1 Te he buscado
(San Agustín)
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Falta un dedo: Celebrarla
1 Introducción a la Palabra
1.1 Primera Lectura (Hechos
1,1-11)
En su evangelio San Mateo relata lo que Jesús había hecho y enseñando. En
los Hechos de los apóstoles el evangelista San Lucas describe como se
origina la Iglesia. Los apóstoles deberán continuar la misión de Jesús
en el poder del Espíritu Santo. Los días entre Pascua de Resurrección y
Ascensión con los diálogos de Jesús sobre el
Reino de Dios eran como una última preparación para esta tarea. Luego Jesús
ya no es visible a los ojos del
cuerpo. Está en su gloria misteriosa la que está presente en todos los que
tengan fe. Sus ultimas palabras son una promesa y un mandato a la vez.
Los apóstoles deberán llevar el mensaje hasta los confines de la tierra. El
envío del Espíritu les dará la fuerza para cumplir esta misión. Hasta que
vuelva al Señor, su Iglesia será una Iglesia misionera.
Se me ocurre pensar que nosotros
también necesitamos de estas conversaciones íntimas con el Señor, en la
oración y en la meditación para que Él
nos oriente hacia el Reino y hacia el cumplimiento de nuestra labor
misionera. Escuchemos
el pasaje de los Hechos de los Apóstoles y pidamos al Señor que nos envíe a
su Espíritu.
1.2 Segunda
Lectura (Efesios 1,17-23)
Esta lectura forma parte del himno maravilloso de San Pablo que resume el
proyecto de Dios sobre los hombres. Describe la dinámica del misterio de la
salvación realizado en Cristo. Es
un himno que
· Hace
que el Padre sea conocido y ordena la vida humana hacia la eternidad
· Hace
presente el poder del Padre en toda la creación que lleva a la resurrección
del hombre
· Describe
la realización del pleno dominio de Jesús sobre toda la creación ya que el
Padre le ha constituido cabeza de la Iglesia. La fiesta de la Ascensión es
la fiesta de ese poder y triunfo total de Cristo que surge de la muerte y de
la aniquilación.
Todo esto es muy hermoso pero no te dice nada si no lo experimentas en tu
vida. ¿Has entregado alguna vez tu
vida al Señor Jesús
como para decirle: “Señor Jesucristo, ¡ten piedad de mi pobre pecador!"?? ¿Y
has experimentado que el Señor es dueño de tu vicio, de tu debilidad, que Él
puede sacarte de la muerte? Si experimentas esto en tu vida puedes, junto
con San Pablo, proclamar esta lectura porque has visto que Jesús es el
Señor.
1.3 Evangelio
(San Lucas 24, 46-53)
Nos hacemos discípulos de Cristo por el Bautismo. Seguimos siendo discípulos
de Cristo por vivir según su Palabra. Pero con todo, ser cristiano no es
algo que uno pueda realizar sólo, a fuerza de sus puños. Si esto fuera
posible, no era necesario que venga el Hijo de Dios para morir por nosotros. El
Señor promete que estará
con su Iglesia hasta al consumación de los tiempos. Frente a esta promesa
¿cómo puedes dudar que el Señor esté presente en tu
vida, en todos los acontecimientos, en las penas y alegrías? Al escuchar
este pasaje imagínate que Jesús está justo delante de ti y te mira con
firmeza. Luego cree esta palabra con todo tu corazón.
2. Reflexionemos
2.1 Los Padres
La Ascensión es una escena de despedida, bendición para los que se quedan,
envío para continuar la misión y entronización cósmica. Todo esto lo
encontramos en los textos que se refieren a la Ascensión. El mismo Cristo,
al que han visto resucitado, actúa como sacerdote que derrama la bendición
de Dios sobre su pueblo y envía a sus apoderados para que lleven esta
bendición al mundo entero; como profeta envía a profetas, como un rey asume
su reinado y delega su poder. Se une a los suyos y los une a la vez con
Dios, sin embargo ellos deben volver al mundo y anunciar lo que han visto y
oído.
Surgen tres tipos de dificultades
La primera
está conectada con la diferencia que existe entre las imágenes del mundo y
la realidad trascendente. Pero si reflexionamos un
momento, podremos entender lo que significa este "arriba" porque se refiere
a la dignidad y excelencia. También entenderemos lo que quiere decir que
Jesús está "entronizado" y que está sentado a la derecha del Padre. La fe no
depende de una concepción determinada del mundo, ni de la antigüedad, ni de
los tiempos modernos. También la concepción moderna del mundo no es
inmutable, lo prueban las correcciones que continuamente ofrecen los
científicos. De esta manera descubrimos que aquí se trata de un reinado
superior a lo que los hombres puedan imaginarse.
La segunda dificultad es más importante. Brota de la exigencia que estos
conceptos, estas imágenes presentan. Es verdad, no son tanto las imágenes
que causan
problemas sino los conceptos que están detrás de ellas y que quieren marcar
nuestra existencia. Aquí se habla de poderío, de reinado y tenemos la
experiencia que no hemos visto nada de este poderío de Dios.
La tercera
dificultad está
relacionada con la segunda. No nos gusta someternos a nadie. No nos gusta
algo que tenga sabor a imposición, que venga con requerimiento. Pero
mirándolo bien, este reinado comienza con la pasión y la coronación de
espinas. Es un reinado que lo coloca todo de cabeza. El más pequeño se hace
el más grande, el que sirve se convierte en primero de todos.
Nuestra dificultad consiste
en poder, en primer lugar, desenmascarar los anhelos de nuestro corazón de
dominar, de imponernos, de ser prepotentes aunque sea de manera refinada y
educada. Luego necesitamos convencernos que la felicidad verdadera está en
ser como Cristo, manso y humilde. Dejemos que Cristo comience a reinar en
nuestra vida. Habrá para nosotros fiesta de Ascensión cuando reinar es
servir.
2.2 Con los Hijos
La única manera de convertir la ascensión en una fiesta es comprender a
fondo la diferencia radical entre una separación y una partida. Una partida
da lugar a una ausencia. Una desaparición inaugura una presencia oculta.
Por la ascensión Cristo se hizo invisible a los ojos del cuerpo. Cristo
entró en la participación de la omnipotencia del Padre, fue plenamente
glorificado, exaltado como hombre-Dios. Y, debido a esto, se halla más que
nunca en relación con cada uno de nosotros.
Si la ascensión fuera la partida de Cristo, deberíamos entristecernos y
echarlo de menos. Pero afortunadamente no es así. Cristo permanece con
nosotros siempre
“hasta la consumación del mundo". Pero, en la ascensión, adquiere esa
eficacia infinita que le permite llenarlo todo con su presencia. San Pablo
dice: "Es el que subió sobre todo s los cielos para llenarlo todo".
"Encielar" a Cristo es como encerrarlo, es perderlo. Su ascensión es una
ascensión en poder, en eficacia, y, por ende, una intensificación de su
presencia, como lo atestigua la eucaristía. No es una ascensión cuyo
resultado sólo sería un alejamiento. Nada más terminan las apariciones del
Resucitado que ocupa su lugar a la derecha del Padre.
"¿Qué están mirando al cielo?": Vayan más bien a extender su reino y su
presencia dando culminación a su obra aquí en la tierra, dicen los ángeles a
los apóstoles.
Cristo continúa siendo el personaje más activo y más presente de toda la
historia del mundo. Y es lo que san Marcos expresa con tanta agudeza en su
relato de la ascensión:
" El Señor Jesús fue levantado a los cielos y está sentado a la diestra de
Dios". (Mc 16,19). ¡Vaya! pensamos nosotros, ¡ya lo hemos perdido! Nos dejó
plantados. Ahora va a quedarse por siempre jamás allá en lo alto, mientras
nosotros tendremos que afanarnos solos aquí abajo. Pero Marcos
continúa:"Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos
el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes". (Mc 16,20)
¡Qué alegría! Cristo está aquí, en la tierra, con nosotros, y ya no nos
abandonará jamás porque su presencia ha logrado una intensidad y una
extensión que nunca habría podido obtener su presencia física.
Nos era conveniente que se fuera de un modo visible, para que siempre y por
doquier pudiéramos hallarlo nuevamente presente de un modo invisible.
¿Cómo explicamos esto a los hijos?
3. Descubrir el misterio
La Eucaristía es el signo más impresionante y más importante de la presencia
universal de Jesús. No es una presencia pasiva e inmóvil sino una presencia
dinámica, salvadora. Jesús se hace presente entre este pueblo que esta
peregrinando en este mundo dando su testimonio que Cristo es el Señor.
4.- Vivencia familiar
Tomemos en serio la promesa de Jesús que enviará al Espíritu Santo y hagamos
una novena al Espiritu de Dios desde la fiesta de la Ascensión hasta
Pentecostés rezando cada día con toda la familia una oración al Espíritu
Santo.
5. Nos habla la Iglesia:
“El Fundamento del Apostolado seglar
El deber y el derecho del seglar al apostolado derivan de su misma unión con
Cristo Cabeza. Insertos por el bautismo en el Cuerpo místico de Cristo,
robustecidos por la confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, es el
mismo Señor el que los destina al apostolado. Son consagrados como
sacerdocio real y nación santa para ofrecer hostias espirituales en todas
sus obras y para dar testimonio de Cristo en todo el mundo.
Son los sacramentos, y sobre todo la Eucaristía, los que comunican y
alimentan en los fieles la caridad que es como el alma de todo apostolado.
El apostolado se ejercita en la fe, en la esperanza y en la caridad que el
Espiritu Santo difunde en el corazón de todos los hijos de la Iglesia. Más
aún, el precepto de caridad, que es el mandamiento máximo del Señor, urge a
todos los cristianos a procurar la gloria de Dios por el advenimiento de su
reino y la vida eterna a todos los hombres, a fin de que conozcan
al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo.
Por consiguiente, a todos los cristianos se impone la gloriosa tarea de
trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado
en todas partes por todos los hombres.
Para practicar el este
apostolado el Espíritu Santo, que obra la santificación del Pueblo de Dios
por medio del ministerio d y de los sacramentos, da también a los fieles
dones peculiares, distribuyéndolos a cada uno según su voluntad (1 Cor
12,11), de forma que todos y cada uno, según la gracia recibida, poniéndola
al servicio de los demás, sean también ellos
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios (1 Pe 4,10), para e
edificación de todo el cuerpo en la caridad ( vea Ef. 4,16). Es la recepción
de estos carismas, incluso de los más sencillos, la que confiere a cada
creyente el derecho y el deber de ejercitarlos par bien de la humanidad y
edificación de la Iglesia en el seno de la
propia Iglesia y en medio del mundo, con la libertad del Espíritu Santo, que
sopla donde quiere (Jn 3,8), y en unión al mismo tiempo con los hermanos en
c Cristo, y sobre todo con sus pastores, a quienes toca juzgar la genuina
naturaleza de tales carismas y su ordenado ejercicio, no, por cierto, para
que apaguen el Espiritu , sino con el fin de que todo lo prueben y retengan
lo que es bueno(vea 1 Tes 5,12.19-21)-
(Vat II "Apostolado de los seglares" no.2)
6. Leamos la Biblia con la Iglesia*
Lunes: Hechos 19,1-8 Jn 16,29-33
Martes: Hechos 20,17-27 Jn 17,1-lía
Miércoles: Hechos 20,28-38 Jn 17,11b-19
Jueves: Hechos 22,30;
23,6-11 Jn 17,20-26
Viernes Hechos 25,13-21 Jn 21,15-19
Sábado: Hechos 28,16-20.30-31 Jn 21,20-25
(*cuando la fiesta de la Ascensión se celebra el día Domingo).
7. Oraciones
7.1 Te
he buscado(San Agustín)
Te he buscado según mis fuerzas
y en la medida que Tú me hiciste poder,
y anhelé ver con mi inteligencia
lo que creía mi fe, y mucho disputé y me afané.
Señor y Dios mío, mi única esperanza,
óyeme para que, cansado, no sucumba y deje de buscarte;
busque siempre tu rostro con ardor.
Dame fuerzas para la búsqueda Tú que hiciste te encontrara
y me has dado la esperanza de encontrarte más y más.
Ante Ti esté mi firmeza y mi flaqueza, sana ésta y conserva aquella.
Ante Ti esté mi ciencia y mi ignorancia; donde me abriste,
acoge al que entra;
donde me cerraste la entrada, abre al que llama.
Haz que me acuerde de Ti,
te comprenda y te ame.
Acrecienta en mi estos dones
hasta mi reforma completa.
7.2 Ven Creador Espíritu
Ven, creador Espiritu,
nuestras almas visita
y tu gracia infinita
infunde al corazón.
Tú eres el Abogado,
don de Dios,
viva fuente fuego y amor ardiente
y espiritual unción.
Fuente de siete dones,
mano de Dios abierta,
del Padre rico oferta,
hálito inspirador.
Infúndenos tu lumbre
y con tu viva llama el corazón inflama,
dale fuerza y vigor.
Aleja el enemigo
dando paz y victoria,
guíanos a la gloria,
divino Defensor.
Obtennos conocerte, Espiritu Divino,
vivir de Ti, Dios trino,
y disfrutar de tu amor. Amén.
7.3 Ven Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu y serán creados
Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos: Dios que enseñaste los corazones de tus fieles con la iluminación
del Espíritu Santo, haz, que guiados por este mismo espíritu, nos guste
hacer el bien y gocemos siempre de sus consuelos. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra