Domingo 4 de Pascua C el Buen Pastor - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la prepración
Falta un dedo: Celebrarla
«Jornada mundial de oración por las vocaciones»
1. 1 Primera Lectura: Hechos 13, 14. 43-52
Cuando se predica la palabra de Dios se producirán siempre estas actitudes
descritas en los Hechos de los Apóstoles: de un lado alegría como fruto de
la acción del Espíritu Santo acogido en el corazón de los oyentes; del otro
lado rechazo y envidia. La palabra de Cristo no está reservada
exclusivamente para algún pueblo aunque fuera el escogido. Esta destinada
para salvar a todos. Miremos un poco nuestra manera de escuchar y de
reaccionar ante la palabra de Dios.
1. 2 Segunda Lectura: Apocalipsis 7, 9. 14-17
La Apocalipsis es un mensaje de esperanza para los atribulados y
perseguidos. El "dragón" puede persistir y matar a los elegidos de Dios,
pero no puede impedir que todas las naciones, razas y pueblos se unan al
nuevo pueblo de Dios. Los mártires son la primicia de la nueva creación ante
el trono de Cristo resucitado. También nosotros hemos sido rescatados por la
sangre de Cristo y en el bautismo nos han entregado la túnica blanca.
Contemplemos con alegría el destino que nos tiene reservado Dios.
1. 3 Evangelio: Juan 10, 27-30
El pasaje del Evangelio de San Juan describe algunos elementos básicos de la
fe: oír la voz de Cristo, seguirlo, tener vida eterna, integrarse en la
misma comunión que une a Cristo con el Padre. Ese tipo de fe es algo muy
distinto de una religiosidad que se contenta con "cumplir" mandamientos y
preceptos. En el fondo significa un encuentro muy personal con Cristo, el
Buen Pastor.
Frecuentemente los cristianos oscilamos entre dos polos opuestos: de un lado
tenemos en Dios una confianza excesiva que espera de Dios lo que nosotros
podríamos y tendríamos que realizar. Del otro lado creemos en su amor por
nosotros, pero esta fe no tiene repercusión alguna en nuestra vida diaria.
No le confiamos en los detalles de la vida por ser esos insignificantes, así
lo pensamos, o sencillamente porque el Señor no está presente para nosotros
cuando fregamos platos o clavamos un clavo.
Tiene mucho que ver también la actitud básica del que "cumple" con una serie
de requisitos. Y cuanto hemos cumplido ya podemos dedicarnos a otras cosas y
dejamos a Dios en lado. La imagen del Buen Pastor sugiere una faceta
totalmente distinta. Buen Pastores significa cuidado y preocupación
constante, unión permanente, cariño. ¿Nuestra respuesta y entonces puede
limitarse solamente a una especie de cumplimiento (“cumplo y miento”)?
No, la fe en Cristo se traducirá en un sentimiento de presencia y de
seguridad porque el Señor nos ama, nos cuida. Pero también será una opción
diariamente renovada de corresponder a su amor. La inseguridad viene
entonces del reconocimiento de nuestra debilidad y este conocimiento nos
preserva de la excesiva confianza del que espera todo de Dios sin poner de
lo suyo. Pero del otro lado también habrá una confianza ilimitada en la
presencia en el amor del Señor.
Confiamos en una persona de la cual sabemos que es buena, honrada y
valiente. Estas cualidades nos dan la seguridad de que, cuando estemos en
contacto con ella, nos va a tratar bien, nos ayudará en nuestros problemas y
nunca nos traicionará. Uno mismo desea ser así para que los demás tengan
confianza en uno. Lógicamente esto exige de nosotros un gran esfuerzo de
desarrollar estas actitudes comenzando con las cosas pequeñas de la vida
diaria: bondad, honradez y valentía. La desconfianza, en cambio, surge
cuando la persona en cuestión es mentirosa, utiliza todo para su propio
provecho. Significa que necesitamos ganarnos la confianza de los demás.
La persona que más confianza me inspira es Jesús, el Hijo de Dios hecho
hombre. Si tienes fe, todo lo que sucede en tu vida, lo puedes considerar
como un paso más para estrechar la amistad con Cristo. Si eres consciente de
esta verdad todos los días buscarás a Jesús.
La Santa Misa es una de las expresiones más concretas y maravillosas del
Buen Pastor. En la Santa Misa tenemos la seguridad que es la misma voz del
Buen Pastor que escuchamos en la palabra de Dios. Él nos guiará a la vida
eterna. Y para que no perdamos las fuerzas nos fue alimenta también con su
eucaristía.
Cuanto más lleguemos a conocer las cualidades de una persona tanto más puede
crecer nuestra confianza en ella. Sugerimos que durante la semana al leer
las Sagradas Escrituras escojan textos que hacen comprender la bondad de
Jesús para con los hombres.
Sugerimos que se rece como oración de la mañana el pasaje de Romanos 8, 35:
"Quien no separará (hoy) del amor de Cristo...", etc., abriendo la Biblia en
este pasaje y dejando la encima de la mesa de noche para que lo primero que
hagamos en la mañana sea pronunciar esta oración de confianza.
Cuando Dios se revela, el hombre tiene que someterse con la fe (cf. Romanos
1, 5; 2 Corintios 10, 5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y
libremente a Dios, le ofrece "el homenaje total de su entendimiento y
voluntad" asintiendo libremente a lo que Dios revela. Para dar esta
respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos
ayuda junto con el auxilio e interior del Espíritu Santo, que mueve el
corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede "a todos
gusto en aceptar y creer en la verdad". Para que el hombre pueda comprender
cada vez más profundamente la revelación, el Espíritu Santo perfecciona
constantemente la fe con sus dones. (Vaticano II, La Revelación 5).
6. LEAMOS LA BIBLIA CON LA
IGLESIA
Lunes: Hechos 11, 18; Juan 10, 1-10 (año A Juan 10, 11-18)
Martes: Hechos 11, 19-26; Juan 10, 22-30
Miércoles: Hechos 12, 24-13, 5; Juan 12, 44-50
Jueves: Hecho los 13, 13-25; Juan 13, 16-20
Viernes: Hechos 13, 26-33; Juan 14, 1-6
Sábado: Hechos 13, 44-52; Juan 14, 7-14
Guíame
1. INTRODUCCIÓN A LOS PASAJES DEL DOMINGO
Guíame tú, luz suave, en la oscuridad de mi vida. Guíame tú. La noche es
oscura y lejos estoy de la patria, guíame tú, sostenme en el camino aunque
no vea más allá: que vea bien cada paso que dé. Tiempo atrás no pensé en
pedir que seas mi guía. Quería tomar decisiones yo solo. Querían ser yo la
luz, desafiando el abismo determiné yo el sendero, orgulloso yo la meta
fijé. Pero ahora deja que sea olvidado. Tanto tiempo me has guardado y
seguirás guardándome, seguirás ayudándome a través del cieno y los escollos
hasta que pase la noche en la aurora el ángel me aguarda. Lo amé hace
tiempo-sólo me olvidé por breve tiempo. Amén
Oración del discípulo
Mi Señor Jesús,
gracias por amarme
y por llamarme a vivir contigo.
Quiero ser tu discípulo
y que Tú seas mi único Maestro.
Gracias, Señor,
por ser como eres,
y porque lo que quieres para mí
es mucho más grande
de lo que yo puedo imaginar y soñar.
Enséñame a mirar como tú miras,
a pensar como tú piensas,
asentir como tú sientes,
a perdonar como tú perdonas,
a amar como tú amas;
para que se vaya realizando en mí
el proyecto que has soñado
desde antes de la creación del mundo,
y pueda colaborar contigo
en tu proyecto de felicidad
y plenitud de vida para todos.
María, madre querida, ayúdame a ser como tú, un buen discípulo de Jesús.
Amén
(José Luis Fernández de V.)