Procesión de Corpus Christi - Año de la Fe: Guía
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
Introducción antes de iniciar la procesión
Con motivo del Año de la Fe el ahora Papa emérito Benedicto XVI ha decidido
conceder a los fieles la indulgencia plenaria que se podrá obtener desde el
día de su inicio, 11 de octubre de 2012, hasta el mismo día de su clausura,
el 24 de noviembre de 2013, cumpliendo algunas condiciones. Dice el Papa en
el documento que promulga el Año de la Fe: "Ya que se trata, ante todo, de
desarrollar en grado sumo –por cuanto sea posible en esta tierra– la
santidad de vida y de obtener, por lo tanto, en el grado más alto la pureza
del alma, será muy útil el gran don de las indulgencias que la Iglesia, en
virtud del poder conferido de Cristo, ofrece a cuantos que, con las debidas
disposiciones, cumplen las prescripciones especiales para conseguirlas".
Para ganar dichas indulgencias el Santo Padre indicó una serie de actos
públicos y privados. Entre estos actos menciona el que se participe de
alguna manera en tres lecciones sobre los Actos del Concilio Vaticano II y
sobre los artículos del Catecismo de la Iglesia.
Por esto hemos querido en esta procesión reflexionar brevemente sobre los
textos que el Catecismo de las Iglesia Católica enseña acerca de la
Eucaristía, el Santo Sacramento del Amor de Dios, el misterium fidei.
“Con nosotros está Jesús Eucaristía, el Resucitado, que dijo “yo estaré
siempre con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). ¡Gracias, Señor
Jesús! Gracias por tu fidelidad, que sostiene nuestra esperanza. Quédate con
nosotros, porque se hace de noche. “Buen Pastor, verdadero Pan, ¡Oh Jesús!
¡Piedad de nosotros; aliméntanos, defiéndenos, llévanos a los bienes
eternos, en la tierra de los vivos! Amén.
*Inicia la procesión
En el primer altar
Canto, mientras el Padre inciensa. Bendición.
Guionista 1: Ofrecemos este acto de adoración en honor, alabanza y amor al
Corazón de Jesús que quiso quedarse con nosotros hasta el fin del mundo
presente en el santo Sacramento y para que en cada sagrada comunión se
acreciente nuestra unión intima con Dios.
Texto 1
"Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado,
instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar
por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su
Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección,
sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en
el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda
de la gloria futura" Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto
principal la unión íntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: "Quien
come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él" (Jn 6,56). La vida
en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico: "Lo mismo que
me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me
coma vivirá por mí" (Jn 6,57): (CIC 1391)
*Letanías:
A cada intención respondemos: Ten misericordia de nosotros.
Cordero sin mancha…
Mesa purísima…
Manjar de los ángeles…
Maná escondido…
Recuerdo de las maravillas de Dios…
Misterio de fe…
Excelso y venerable Sacramento…
El más santo de todos los sacrificios…
Prosigue la procesión. Cantos.
En el segundo altar
Canto, mientras el Padre inciensa. Bendición.
Guionista 2: Ofrecemos este acto de adoración por todos los sacerdotes para
que crezca cada vez más en sus almas la disposición de una más profunda
oblación espiritual junto a la divina víctima cada vez que celebran el santo
Sacrificio del altar.
Texto 2
“Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la comunión
lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La comunión con
la Carne de Cristo resucitado, "vivificada por el Espíritu Santo y
vivificante" (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia
recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser
alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta
el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático. (CIC 1392) "La
comunión de vida divina y la unidad del Pueblo de Dios, sobre los que la
propia Iglesia subsiste, se significan adecuadamente y se realizan de manera
admirable en la Eucaristía. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la
acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el
Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" la Eucaristía es
el compendio y la suma de nuestra fe: "Nuestra manera de pensar armoniza con
la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar"
(San Ireneo de Lyon, Adversus haereses 4, 18, 5).” (CIC 1325)
*Letanías:
A cada intención respondemos: Ten misericordia de nosotros
Pan vivo bajado del cielo…
Dios oculto y salvador…
Trigo de los predestinados…
Vino que engendra Vírgenes…
Pan sustancial…
Sacrificio perfecto…
Hostia santa…
Cáliz de salvación…
Prosigue la procesión. Cantos.
En el tercer altar
Mientras se canta el padre inciensa.
Bendición.
Guíonista 3: Ofrecemos este acto de adoración en desagravio y reparación por
todas las faltas de amor que sufre el corazón de Jesús Sacramentado de parte
de los cristianos especialmente de sus consagrados
Texto 3
La comunión nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en la
comunión es "entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es "derramada
por muchos para el perdón de los pecados". Por eso la Eucaristía no puede
unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y
preservarnos de futuros pecados: «Cada vez que lo recibimos, anunciamos la
muerte del Señor (cf. 1 Co 11,26). Si anunciamos la muerte del Señor,
anunciamos también el perdón de los pecados . Si cada vez que su Sangre es
derramada, lo es para el perdón de los pecados, debo recibirle siempre, para
que siempre me perdone los pecados. Yo que peco siempre, debo tener siempre
un remedio» (San Ambrosio, De sacramentis 4, 28). (CIC 1393)
*Letanias de desagravio
A cada intención respondemos: Perdón Señor, perdón.
Por todos los ataques a la Iglesia y persecuciones…
Por todos los que desprecian el Magisterio del Papa…
Por todas las opresiones de gobierno, de delincuencia y por todas las
injusticias…
Por todos los actos inhumanos de violencia…
Por el abominable crimen del aborto…
Por los actos inmorales y por la corrupción…
Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano…
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor
fraterno…
Procesión. Cantos.
En el cuarto altar – Capilla.
Canto mientras el padre inciensa.
Guionista 4: Ofrecemos este acto de adoración para que la recepción del
cuerpo y Sangre de Cristo acreciente en la Iglesia los vínculos de la
caridad y siembre en las almas la paz y la unidad entre los que somos
llamados, como hijos del único Dios y Padre, a participar del mismo banquete
celestial.
Texto 4
“…Por Cristo, la Iglesia puede ofrecer el sacrificio de alabanza en acción
de gracias por todo lo que Dios ha hecho de bueno, de bello y de justo en la
creación y en la humanidad.” (CIC 1359)
“Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello
mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La
comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia
realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más
que un solo cuerpo (cf 1 Co 12,13). La Eucaristía realiza esta llamada: "El
cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de
Cristo? y el pan que partimos ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos
participamos de un solo pan" (1 Co 10,16-17): «Si vosotros mismos sois
Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa
del Señor, y recibís este sacramento vuestro. Respondéis "Amén" [es decir,
"sí", "es verdad"] a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo
reafirmáis. Oyes decir "el Cuerpo de Cristo", y respondes "amén". Por lo
tanto, sé tú verdadero miembro de Cristo para que tu "amén" sea también
verdadero» (San Agustín, Sermo 272).” (CIC 1396)
*Elevemos las preces por nuestra Familia Religiosa.
Respondemos: Escúchanos Señor.
+ El sacerdote es “consagrado para ofrecer ofrendas y sacrificios por los
pecados”. Pidamos por los sacerdotes de nuestra Familia religiosa, para que
nunca pierdan de vista que han sido llamados por Dios para ser hombres de la
Eucaristía y para la Eucaristía. Oremos...
+ “Nada hay más grande en el mundo que Jesucristo, y nada hay en Jesucristo
más grande que su Sacrificio”. Por todos nuestros misioneros, para que la
entrega de su vida a la causa del Evangelio los haga fecundos con la
fecundidad de la cruz. Oremos...
+ “Yo soy el Buen Pastor... doy mi vida por las ovejas”. Por el padre Buela,
los superiores de nuestros institutos y todos los que tienen el oficio de
gobernar dentro de nuestra familia religiosa, para que a ejemplo del Buen
Pastor conduzcan la grey a ellos confiada hacia la fuente de agua viva,
Cristo Señor. Oremos...
+ “Somos muchos un solo Cuerpo, pues todos participamos de un único pan”.
Que al unirnos cada vez más a Cristo Eucaristía, sacramento de unidad
eclesial, crezcamos en el amor fraterno hasta la entrega de unos por otros
en el sacrificio diario. Oremos...
Conclusión
A la ofrenda de Cristo se unen no sólo los miembros que están todavía aquí
abajo, sino también los que están ya en la gloria del cielo: La Iglesia
ofrece el Sacrificio Eucarístico en comunión con la santísima Virgen María y
haciendo memoria de ella, así como de todos los santos y santas. En la
Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la
ofrenda y a la intercesión de Cristo. «La Iglesia y el mundo tienen una gran
necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del
amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la
contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos
del mundo. No cese nunca nuestra adoración» (Juan Pablo II, Carta Dominicae
Cenae, 3).
Oración. Bendición.
Reserva del Santísimo
Canto Final