Vigilia Pascual: Recursos como ayuda a prepararnos para la Acogida de la Palabra de Dios
Contemplamos la imagen y "oramos" el misterio de la Resurrección:
Cristo aparece como "todo Luz", rodeado de del resplandor de su divinidad, representada como rayos de oro o amarillo; ese color llena todo el icono porque Cristo ilumina todo el infierno con su presencia.
La ropa de Cristo es amarilla oro propia del rey victorioso o blanca deslumbrante como en la Transfiguración. En algunas interpretaciones la ropa ondea a la espalda dando la impresión de un movimiento descendiente.
Los reyes David y Salomón indican a Jesucristo como uno de su linaje y Juan el Bautista como el Cordero que quita el pecado del mundo.
Jesús toma de la mano a Adán y Eva para rescatarlos. No son ellos que sujetan a Jesús. Sino es Jesús el que los sujeta y rescata. No los toma de la mano sino de la muñeca porque están muertos y no tienen vida ni iniciativa. Son arrastrados por la fuerza del Resucitado, arrancados de las tinieblas de la muerte.
Las cumbres de los montes indican la profundidad de los abismos, pero transfigurados por la resurrección, de ahí que sean brillantes hasta las piedras.
A la derecha una procesión de justos que esperan aguardando la liberación.
Eva está vestida de rojo, símbolo de la carne, de la humanidad; ella es la madre de todos los vivientes. La mano cubierta es señal de adoración.
Cristo flota sobre el abismo con la libertad y el poder del Vencedor; escapa la ley de la gravedad.
A los pies de Jesús y dentro de las cuevas se ven las puertas del Hades rotas y todos sus pestillos, cadenas y clavos esparcidos en el fondo. Los sepulcros están abiertos porque la muerte ha sido vencida.
Abajo aparece una figura atada que representa al Hades, aliado del demonio que ha quedado encadenado.
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