Viernes Santo: Preparemos en el Hogar, la Iglesia Doméstica la acogida de la Palabra de Dios
Introducción a la Palabra
Reflexionemos los padres
Reflexionemos con los hijos
Relación con la Misa
Vivencia
Nos habla la Iglesia
Leamos la Biblia con la Iglesia
Oraciones
Recursos adicionales para la preparación
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
PRIMERA LECTURA: Isaías 52,13 - 53,12
Todos pasamos nuestros momentos de crisis. Recuerdo que por mucho
tiempo las representaciones del Corazón de Jesús han sido un problema para
mi: Me era sumamente difícil rezar ante estas estatuas. Y eso que pertenezco
a la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón. Ya pueden
imaginarse mi dilema. Un día dirigieron mi atención al Cante del Siervo de
Yahvé, justo esta lectura que toca como primera el día Viernes Santo: "Él
soportó nuestros sufrimientos, y aguantó nuestros dolores .... humillado,
traspasado por nuestras rebeliones, triturados por nuestros crímenes".
En realidad, toda la lectura anuncia al Señor que humildemente,
amorosamente acepta la pasión para salvación nuestra. Desde entonces había
yo encontrado
una la adicional representación del Sagrado Corazón: el crucificado con el
corazón traspasado.
Les deseo que esta lectura de Isaías también a ustedes les haga descubrir
más profundamente hasta qué extremos llega el amor de Dios al que no es
suficiente hacerse hombre, compartir nuestra suerte. Quiere entregarlo todo,
hasta la última gota de su sangre para que el corazón humano pervertido
descubra donde está su salvación. Uno descubre esta dimensión sólo después
de haber sido golpeado por la vida, después de haber experimentado otra y
otra vez la debilidad humana, después de haber sentido la impotencia de
poder amar de verdad.
Sea como fuera, este canto del Siervo de Yahvé es profecía directa de la
pasión del Señor según San Juan. Que el día de hoy nos haga descubrir a
todos que Dios es amor.
1.2 Segunda Lectura: Hebreos 4,14-16. 5,7-9
Recuerde que todos los bautizados participamos del sacerdocio de Cristo en
el sacerdocio común. Si nos fijamos en esta lectura, la participación
significa compasión, sufrimientos, suplicas con clamor y lágrimas, con
actitud reverente. El sendero de Cristo es marcado por ese tipo de entrega,
sufriendo toda la debilidad e limitación humana; no se rebeló, más bien fue
obediente 'hasta la muerte. Selló el sacrificio de su vida con su sangre
redentora. Si queremos participar de la resurrección de Cristo, tenemos de
alguna manera que participar de su anonadamiento. Creo que es este día del
Viernes Santo que debería iluminar la oscuridad de nuestras penas,
frustraciones y heridas. Es fácil ser hijo obediente cuando todo se nos da,
cuando la vida se desenvuelve de cumbre en cumbre. La misma actitud debe
marcar nuestras horas de tinieblas, de aparente desesperanza cuando
parecemos encerrados en un abismo del cual parece no haber salida.
Supliquemos con clamor y lágrimas también nosotros al que nos puede salvar
de la muerte. Clamemos, pero con actitud reverente, obedeciendo a los
designios de Dios. "Por qué a mí?" es la pregunta del que no se somete a la
voluntad de Dios. Más bien deberíamos tomar prestada la frase de Job: El
Señor lo hadado, el Señor lo ha quitado. Bendito sea el Señor.
iVS 2
Si Dios no ha perdonado a su propio hijo ¿cómo vamos a reclamar que a
nosotros nos ahorre todo sufrimiento? ¿Podemos protestar, resentirnos ante
tal hecho? Es verdad, el dolor humano, el sufrimiento angustioso no hace
gritar al cielo, clamar por justicia. Jesús mismo lo hizo también. Hijo que
fue, experimentó la obediencia. Por eso a fue escuchado. Es la consecuencia
de lo que el Padre dispone, es lo mejor para Él y para nosotros.
Evangelio según San Juan 18, 1- 19,42
San Juan nos enseña - como cada evangelista a su manera - de mirar
con ojos de fe los acontecimientos de la pasión y muerte de Jesús. Alguien
ha dicho: "Ojalá tuviéramos una película de la pasión del Señor". Pregunto
¿qué es lo que veríamos?" La respuesta objetiva seria: "Veríamos el
ajusticiamiento de un judío a manos de la soldadesca romana". Nada más. La
fe no viene por el estar presente en un acontecimiento. La fe necesita otros
ojos, los ojos del corazón, es decir, la capacidad de mirar y descubrir lo
que hay detrás de lo visible. Así que nos basta el testimonio de Juan que
nos toma de la mano r nos ayuda a descubrir cuál es la realidad que está
detrás de los hechos visibles. ¿Qué es lo que descubrimos? Se trata de una
proclamación de rey, de su entronización y de su gloria. Los hechos visibles
dicen aparentemente todo lo contrario: Parece ser la muerte de un criminal
que ha fracasado en todo. Es por eso que necesitamos de la ayuda de San Juan
y de los demás evangelistas. Contemplemos por ejemplo la escena del pretorio
donde los soldados insultan a Jesús: Jesús es proclamado, coronado y
aclamado como rey. En realidad, no sabían que se habían convertido en
proclamadores del reino.
Fijémonos en las escenas alrededor de la cruz: lo "escrito escrito está", la
repartición de los vestidos, la entrega de su madre a Juan, el "todo está
cumplido", el corazón traspasado, todas estas escenas son signos del
cumplimiento de promesas o anuncios de una nueva alianza pactada con los
hombres. Leamos este relato meditando y seguramente vislumbraremos como Dios
puede hacer del aparente fracaso, del sufrimiento y del dolor un nuevo mundo
colmado de amor, de misericordia y de perdón.
Los padres .
Para mí siempre ha sido algo sumamente difícil comprender que Dios
permita que su hijo sufra tanto. La Iglesia y los santos han sacado la
conclusión que el pecado debe ser algo terrible para que Dios en su amor
proceda así. Esto no es una verdadera explicación evidentemente. Sabemos por
el apóstol que Dios ha amado tanto al mundo que entregó a su propio hijo.
Sacrificó a su hijo por amor nuestro. Ustedes los padres comprenden lo que
es eso de entregar un hijo, de perderlo. Es como arrancarse un pedazo del
propio corazón, es como renunciar a una parte de la vida. Eso es para
nosotros los humanos. En un rincón de nuestra alma pensamos que Dios no
puede sufrir, y es verdad. No puede acontecer en Dios algo que lo limite,
algo que sea imperfección. Sin embargo ¿qué sabemos nosotros de la
dimensión del amor de Dios?
Acaso no era necesario una entrega hacia total hasta lo más abyecto para
que los hombres lográsemos una idea siguiera lejana de cuánto Dios nos ama.
No es que Dios utilice la entrega de su hijo como para hacer una especie de
chantaje como lamentablemente solemos los padres a veces hacerlo:" Mira, he
hecho tanto por ti, ahora te toca a ti". Dios nos ama sin condiciones, sin
que le "paguemos". ¿Quién se atreve todavía a tenerle miedo a Dios? -quién
se atreve a ser indiferente ante este amor. No nos dejemos "aplastar" por
ese amor como quien se coloca en desventaja ya que no puede devolver algo
equivalente. Miren, Dios da según los deseos, la capacidad. y además dejemos
de ser unos malditos orgullosos que rechazan la felicidad porque no tienen
nada para canjear. Digo maldito, porque nos lleva a la muerte. Seamos
humildes y sepamos aceptar con gratitud ¿Te quedas como obligado? Esto lo
quedas ya desde antes de tu existencia. Así que baja de tu pedestal de
autosuficiente y dile a Dios que no tienes nada que ofrecer. Tu
"insolvencia" será tu mejor carta antes Dios. Los grandes santos saben que
todo es don, todo es gracia. Deja tu terquedad a un lado y recibe de Dios lo
que Él quiera regalarte. Si te da vergüenza porque lo has ofendido tanto,
recuerda que Dios descargó en Jesús nuestros pecados, la deuda ya está
pagada. ¿Qué esperas? ¡Híncate y dile a Dios lo que te dice tu corazón!
CON LOS HIJOS
Unos niños estaban ayudando a su padre a llevar la leña para la
chimenea. El más chiquito estaba abriendo sus débiles brazos y el padre los
fue cargando de leña para que la transportara a su casa. Su hermano miraba y
cuando le pareció haber bastante peso, le dijo: "Ya basta. No puedes llevar
tanto peso". El pequeño respondía: "Bien sabe mi padre lo que puedo llevar.
Déjale que cargue lo que piensa puedo llevar".
También en nuestra vida a veces Dios nos pide esfuerzos, sufrimientos.
Parece que a veces nos carga demasiado: una enfermedad dolorosa, la ausencia
de un ser querido, una separación, la pérdida de algo o de alguien. Bien
sabe Dios nuestro padre lo que podemos llevar.
Él nunca nos prueba por encima de nuestras fuerzas. Sabiendo que todo lo que
Dios hace o permite es para nuestro bien lo hace o lo permite por amor
nuestro. Por eso deberíamos ser capaces de darle las gracias, de alabarle
por lo que nos envía. Es fácil darle gracias a Dios cuando sucede algo muy
bonito. Es difícil, en cambio, expresar nuestro reconocimiento a Dios cuando
estamos tristes o sufriendo. Pero justo allí se muestra si tenemos fe, si
creemos de verdad que Dios nos ama en cada instante y todo lo que hace es
por amor nuestro.
RELACION CON LA MISA
Cuando Jesús dijo: "Hagan esto en memoria mía", había hablado antes
del cuerpo que será entregado y de la sangre que iba a ser derramada para el
perdón de los pecados. Comemos su cuerpo sacrificado. Recuerdo a un señor,
amigo de mi padre que ya está al lado de Dios y habrá solucionado su
problema de fe, que repetía a su argumento:" Yo no soy antropófago".
El mismo problema tuvieron los oyentes de Jesús cuando hablaba de darte de
comer su carne. Las comunidades cristianas que han vivido bajo la
persecución sabían qué fuerza, qué consuelo, qué poder encierra la
celebración de la misa Se sabían parte de Jesús que cargaba la cruz, se
sabían miembro de Cristo crucificado. Sabían que este alimente da fuerza
para la vida eterna. ¿Necesitaremos nosotros una persecución para entender
que Cristo ha muerto por nosotros!, que su muerte es nuestra salvación?
VIVENCIA
No aconsejamos a que se cree en la casa una atmosfera de luto en
este día viernes santo. Sin embargo, queremos animar a las familias a que
este día tenga su característica especial. Además de participar en la
liturgia, sugerimos a la familia en la mañana una visita al templo para
rezar juntos el viacrucis. Cuando los niños son pequeños es aconsejable
recorrer con calma las estaciones explicándoles a media voz los
acontecimientos representados y contestando las preguntas.
NOS HABLA LA IGLESIA
Cumpliendo el mandato recibido de su Padre, Jesús se entregó
libremente a la muerte en la cruz, la meta del camino de su existencia
humana. El portador de la libertad y del gozo del reino de Dios quiso ser la
víctima decisiva de la injusticia y del mal de este mundo. El dolor de la
creación es asumido por el Crucificado que ofrece su vida en sacrificio por
todos: Sumo Sacerdote que puede compartir nuestras debilidades: Victima
Pascual que nos redime de nuestros pecados; Hijo obediente que encarna ante
la justicia salvadora de su Padre el clamor de liberación y de redención de
todos los hombres.
(Puebla no.194)
Leamos la Biblia con la Iglesia
Sugerimos a los adultos de meditar en la carta a los Hebreos los pasajes
10,1-18; 12,14-29
VIA CRUCIS
Oración preparatoria
Henos aquí, divino Salvador Nuestro, deseosos de imitarte y de seguir tus
huellas en tu camino hacia el Calvario, cumplida escuela para los discípulos
de tu Corazón. Concédenos la gracia de comprender las enseñanzas que nos
dispensas en este camino doloroso.
Oremos: Oh Señor, en tu pasión conociste los dolores, sufrimientos humanos,
la ingratitud de los hombres, el desprecio del mundo; por eso te seguimos
muy de cerca para aprender a llevar la Cruz ' para reparar con nuestras
tribulaciones las faltas con que tantos hombres contristan tu corazón.