Domingo 6 de Pascua A - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamda durante la celebración de la Misa dominical
1.1 Primera Lectura: Hechos
8,5-8.14-17
1.2 Segunda Lectura: 1 Pe 3,15-18
1.3 Evangelio: San Juan, 14,15-21
3. Para vislumbrar el misterio
6.- Leamos la Biblia con la
Iglesia
Falta un dedo: Celebrarla
1. INTRODUCCIÓN
A LA PALABRA
1.1 Primera Lectura: Hechos 8,5-8.14-17 (lectura)
Es impresionante como el Espíritu
Santo actúa como quiere. Igual que San Esteban, también San Felipe es uno de
los diáconos que originalmente fueron elegidos y constituidos por los apóstoles
"para que sirvan a la mesa". Igual que San Esteban, Felipe llega a
ser un excelente instrumento de Dios para anunciar el evangelio.
Me parece que este es una un signo
que para Dios no hay obligaciones insignificantes
y que los cristianos todos llevamos en
nuestro corazón la obligación de anunciar la Palabra. Leamos con alegría este
pasaje y meditemos luego un poco para comprender dónde el Espíritu quiere
utilizarnos a nosotros para anunciar l a Buena Nueva.
1.2 Segunda Lectura: 1 Pe 3,15-18 (lectura)
¿Puede Ud. dar razón de su
esperanza? San Pedro habla así porque supone que se nos note de alguna manera
que tenemos una esperanza y que la gente comience a preguntar por qué tenemos
esta paz, por qué actuamos así como lo hacemos. Hasta ante los tribunales si da el caso. Ha habido muchas y
sabias reflexiones sobre el hecho de que los cristianos sufren persecución,
sobre el porqué, etc. Para mi basta
que el Señor haya sufrido para llegar su gloria. No deseo pasar otra suerte que
la de Él. Aceptemos las exhortaciones de San Pedro como dirigidas directamente
a nosotros.
1.3 Evangelio: San Juan, 14,15-21 (lectura)
Más de una vez he sentido la
tentación de decirle al Señor: "¿Por qué no permitiste que viviera en
Palestina durante tus tiempos para verte y conocerte y hacerme amigo
tuyo?". Comprendo que es tentación porque muestra que no quiero aceptar el plan de Dios para mi vida. Si
Dios cambia ahora el plan de mi vida y me hace vivir en aquellos tiempos, aunque fueran los de su
permanencia en la tierra, no me amaría tanto como me ama ahora. ¿Por qué? El
simple hecho que vivo ahora significa que es mejor para mí. Esto ha escogido su
amor para mí.
Además el Señor nos se ha alejado.
Cierto, no lo puedo ver. Pero Él está
cerca, me ha enviado a su Espíritu para que pueda arrostrar toda clase de
oposición y de problemas. Él está siempre conmigo.
Luego de haber leído este pasaje
deberíamos bendecirle al Espíritu Santo
por su cercanía y pedirle que nos permita ser siempre dóciles a sus s
inspiraciones porque así llegaremos al Padre.
2. Reflexionemos
2.1 Los Padres
El misterio de la Presencia en es
Espíritu
Cuando Jesús resucitado se aparece a
sus discípulos, no es para devolverles aquella presencia corporal de la que se
verán privados en adelante (Jn 16,7), sino para invitarnos a buscarlo con la fe
allí o donde Él vive. Vive con su Padre; pero está cerca: está en todos los
desgraciados; en los que quiere ser servido; está en los que llevan su palabra,
en los cuales quiere ser escuchado; están en medio de los que se unen para orar
en su nombre.
Cristo está entre los creyentes:
está en ellos, como lo reveló a Pablo al mismo que tiempo que su gloria:
"Yo soy Jesús al que tu persigues"; en efecto, vive en los que lo han
recibido por la fe y a los que alimenta con su cuerpo. Su Espíritu habita en
ellos, los anima y hace de ellos el templo de Dios y los miembros de Cristo.
Por este mismo Espíritu vive Jesús en los que comen su carne y beben su sangre;
está en ellos como su Padre está en Él. Esta comunión supone que Jesús ha
retornado al Padre y ha enviado su Espiritu; por eso es mejor que esté ausente
corporalmente; esta ausencia es la condición de una presencia interior por el
don del Espíritu. Gracias a este don, los discípulos tienen en sí mismos el
amor que une al Padre y al Hijo. Así mora Dios en ellos,
2.2 Con los Hijos
El Espíritu Santo, que descendió en
Pentecostés sobre los apóstoles y discípulos, es verdadero Dios como el Padre
y el Hijo. Por este motivo es adorado y glorificado de la misma manera que el
Padre y el Hijo.
El Espíritu Santo procede del Padre
y del Hijo desde la eternidad; es la tercerca de las tres personas divinas.
Padre e Hijo se aman el uno a otro con amor infinitamente grande; el Espíritu
es la llama viva de este amor entre el Pasre y el Hijo. El Padre y el Hijo nos
han enviado el Espíritu Santo para que
nos una con el Padre y el Hijo, y encienda en nosotros la llama del amor
divino. El bautismo nos ha convertido en templos del Espíritu Santo. El ora en
nosotros y, si le prestamos atención y lo escuchamos, quiere orientar nuestros
pensamientos, palabras y obras hacia el bien. Por eso es bueno que cuando rezamos no sólo decir lo que le
queremos comunicar a Dios sino también hacer siempre un momento de silencio y a
lo mejor nos inspira algo que es para nuestra felicidad.
3. Para
vislumbrar el misterio
Prestemos atención cuando la próxima
vez participemos en la Misa: La Iglesia invoca al Espíritu jSanto para que
consagre el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. El Espíritu Santo es el
que nos capacita a adorar a Dios y rendirle culto.
4. Vivencia
Invoquemos
al Espíritu Santo cuando nos aprestamos a
realizar una tarea difícil. Especialmente los padres rezarán al Espíritu
Santo cuando tienen que tomar decisiones graves respecto la educación de los
hijos y cuando tienen que aconsejarlos respecto a asuntos importantes.
5.- NOS
HABLA LA IGLESIA
Jesucristo, Salvador de los hombres,
difunde su Espiritu sobre todos sin acepción de personas. Quien en su
evangelización excluya a un solo hombre de su amor, no posee el Espíritu de
Cristo por eso, la acción apostólica tiene que abarcar todos los hombres,
destinados a ser hijos de Dios.
El Espiritu Santo unifica en la
comunión y en el ministerio y provee de diversos dones jerárquicos y
carismáticos a toda la Iglesia a través de todos los tiempos vivificando, a la
manera del alma, las instituciones eclesiásticas. La Jerarquía y las
instituciones, pues, lejos de ser un obstáculo para la Evangelización son
instrumentos del Espíritu y de la gracia.
Los carismas nunca han estado
ausentes en la Iglesia. Pablo VI ha expresado su complacencia por la renovación
espiritual que aparece en los lugares y medios más diversos y que conduce a la
oración gozosa, a la intima unión con Dios, a la fidelidad al Señor y a una
perfecta comunión de las almas. Así lo han hecho también varias Conferencias
Episcopales. Pero esta renovación exige buen sentido, orientación y discernimiento por parte de los pastores,
a fin de evitar exageraciones y desviaciones peligrosas.
La acción del Espíritu Santo llega a
aún a aquellos que no conocen a Jesucristo, pues "El Señor quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”.
(Puebla nos. 205-208)
6.- Leamos
la Biblia con la Iglesia
Lunes: Hechos 16,11-15 Jn 15,26-16,4a
Martes: Hechos 16,22-34 Jn 16,5-11
Miércoles: Hechos 17,15.22- 18,1 Jn 16,12-15
Jueves Hechos 18,1-8 Jn 16,16-20
Viernes Hechos 18,9-18 Jn 16,20-23ª
Sábado: Hechos 18,23-28 Jn
16,23b-28
7. Oraciones
7.l
Himno Pascual de Laudes
Cante
el coro celestial Al
Rey cantemos, soldados,
himnos
de la nueva Sión, himnos
de ritmo marcial;
celebre
fiestas pascuales Él
nos depare en su reino
con
vibrante exultación. trono
de gloria inmortal.
Cristo,
león invencible, Sé,
Tú, Señor nuestro vivo
surge,
vencido el dragón y
eterno gozo pascual,
y a
los muertos resucita y
a los hijos de la gracia
con
el poder de su voz lleva
en tu ascenso triunfal.
Vuelve el
averno la presa Se
rinda ti excelsa gloria,
que el
pérfido devoró de
la muerte vencedor;
y, libre
del cautiverio al
Espíritu y al Padre
sigue a
Cristo su escuadrón. se
tribute adoración. Amén.
Aparece victorioso
y digno de todo honor
y hace del patrio universo
un solo pueblo de Dios.
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra