Domingo 2 de Adviento A - Preparen los caminos del
Señor: Catequesis preparatoria para niños para poder acoger la Palabra de Dios
proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la prepración
Falta un dedo: Celebrarla
El Pasaje del Domingo: Mt 3, 1-12
Catequesis: Preparar los caminos del Señor
Meta
La vida cristiana es un proceso, un continuo crecer en la gracia de Dios y
en su amor. La Iglesia, el año litúrgico, los sacramentos, en fin todo lo
que Dios ha colocado en nuestro camino es para ayudarnos en este proceso, en
este crecimiento. No se trata de utilizar la Buena Nueva del evangelio para
que los niños se porten mejor. De esta manera el evangelio muy pronto se
convierte en medio de extorsión. Sin embargo, hay ciertas condiciones que
son necesarias cumplir
para que el Señor pueda estar con nosotros. Esta catequesis quiero ubicar
los esfuerzos del niño dentro del proceso cristiano de crecimiento y del
tiempo litúrgico.
Se lee del Evangelio los versículos 1-3
El ejercicio
Los niños se colocan a cierta distancia. Entre ellos y el catequista se colocan varias sillas. En estas sillas se cuelgan tarjetas o afiches que digan: mentira, desobediencia, egoísmo, falta de amor, etcétera.
Ustedes han escuchado el Evangelio donde san Juan Bautista nos dice que tenemos que preparar el camino del Señor. Pero ustedes saben que nosotros, al no preocuparnos y dejar el camino sin preparar, le impedimos al Señor que venga al corazón de cada uno de nosotros. Porque hay cosas ante las cuales el Señor no puede venir. Son como las sillas que no nos dejan pasar. ¿Cuáles son los obstáculos que no permiten al Señor a que venga a nosotros?… (Nuestras malas obras, mentiras, desobediencia, etcétera). ¿Qué tenemos que hacer para que los niños puedan venir hacia adelante sin encontrar problemas?… (Quitar las sillas). ¿Qué tenemos que hacer para que el Señor pueda venir? ¿Qué tenemos que hacer para que el Señor pueda venir a nuestro corazón?… (Quitar las malas obras). El Señor vendrá muy pronto. ¿Sabemos la fecha?… (El 25 de diciembre, el día de Navidad). Y recuerden que cada vez cuando celebramos una fiesta con fe y alegría entonces sucede en nuestro corazón lo mismo lo que sucedió en aquel entonces porque el Señor viene espiritualmente. Tenemos que despejar el camino. Si no, celebraremos la Navidad solamente de recuerdo sin que venga Jesús a nuestro corazón.
¿Cómo podemos quitar estos obstáculos? Supongamos que hayas hecho algo que no debías hacer y tu mamá te ha dicho que si lo haces te prohibirá que veas la televisión durante tres días. Supongamos que ella te pregunta: “¿Lo has hecho?” Y ella no tiene manera de controlar si dices la verdad, es decir, que todo depende de ti. ¿Qué le vas a contestar?… (La verdad). ¿Aunque no podrás ver tu programa favorito por tres días?… (Si). Podemos quitar una silla. Pero si después mientes nuevamente la silla va a parar nuevamente en el camino.
Supongamos que tu mamá te diga: “Por favor, es hora de acostarte”. ¿Qué harás?… (Enseguida iré a la cama). Así se elimina otro obstáculo. De esta manera ya saben ustedes cómo deben preparar el camino del Señor. Ustedes podrán decir más cosas que servirán para quitar los obstáculos en el camino…
Adivinanzas
Vamos ahora a adivinar cómo yo tenía que hacerlo un día. Me habían invitado a una casa y no me habían dicho cuál era la razón. Al acercarme a la casa, delante de mí caminaba un señor que llevaba unos vestidos muy raros: unos pantalones anchos que casi le caían, unos zapatos enormes, en la cabeza una peluca de pelo rojo con una calva. Cuando le vi la cara observé que llevaba una nariz roja de la forma de una pelota de ping-pong, tenía una bocaza pintada hasta las orejas y alrededor de la boca estaba pintado todo de blanco. ¿Qué cosa era ese señor?… (Un payaso). Exactamente, y los payasos quieren que la gente ¿?… (Se rían). Por eso se visten así. Al entrar en aquella casa me dieron la bienvenida para una fiesta de cumpleaños de uno de los niños.
Ustedes recuerdan cómo estaba vestido san Juan Bautista?… (Con una piel de camello). ¿Y de qué se alimentaba?… (Con saltamontes y miel silvestre). San Juan Bautista se ha vestido así ¿para hacer reír a la gente?… (No). No quería hacer chistes y bromas sino quería hablar de alguien importante. Y cuando se tiene que hacer una cosa importante uno no tiene tiempo para buscar comida difícil de encontrar, ni los últimos vestidos de moda sino uno se pone una cosa que está la mano y lleva adelante su encargo. ¿A quién quería servir san Juan Bautista?… (A Dios). De esta manera san Juan Bautista nos enseña que renunciemos a ciertas cosas para ser más libres para Dios. Porque si uno se pone a buscar cada día cómo vestirse mejor y todo el día piensa en qué va a comer, entonces no tiene tiempo para lo importante. Queremos ser más libres para Dios. ¿A qué cosas podemos renunciar para tener más tiempo de pensar en Dios y servirle como hacía Juan el Bautista?… (Caramelos, dulces, etcétera). Así que durante la semana queremos ser como él para prepararnos para la venida del Señor.
Ahora bien, supongamos que no hagamos nada de todo lo anterior, ningún esfuerzo, nada de nada, ¿saben lo que les diría san Juan Bautista? Vamos a escuchar el resto del Evangelio.
Se leen los versículos 7-12
Cuando viene el Señor, tenemos que estar preparados. Además de las cosas severas que nos dice, también hay algunas agradables. Si nos preparamos para la venida del Señor ¿qué va a hacer el Señor con nosotros? Nos va a bautizar con ¿?… (Espíritu Santo y fuego). ¿Y saben ustedes cuál es el fruto del Espíritu Santo?… (Amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad mansedumbre, dominio de sí. Cf. Gal 5, 22s) . ¿Les gustaría que el Espíritu Santo les ayude con estos regalos?… (Si). Vamos entonces a conversar un poquito acerca de cada de uno de estas maravillas y cómo podemos ayudar a Jesús y al Espíritu Santo para que esos regalos sean cada vez más fuertes en nuestro corazón… Y al final cada uno se propone concretamente en que va a ayudar al Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo para preparar la venida de Jesús en la Navidad.
Nota: Podemos también buscar aplicaciones de los dones del Espíritu Santo mencionados en Is 11, 2: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y piedad, temor del Señor.
Sabiduría
La sabiduría ocupa el primer lugar entre los siete dones del Espíritu Santo. Tener el don de la sabiduría nos permite ver las cosas de acuerdo a como Dios las ve. Podemos adquirirla mediante la búsqueda de la mente y la voluntad del Señor a través de una comunicación regular de la oración, en el estudio de las Escrituras y cultivando una relación íntima con él. La sabiduría nos dirige a la hora de juzgar todo de acuerdo a la perspectiva divina.
Inteligencia
La comprensión es el regalo que nos da una mejor y más profundamente visión de los misterios de la fe cristiana. Nos ayuda a tener un conocimiento más claro de las enseñanzas y las verdades de la iglesia. "Da una gran confianza en la palabra revelada de Dios y conduce a los que la tienen para llegar a conclusiones verdaderas a partir de los principios revelados."
Consejo
El don del consejo nos da la intuición de hacer lo correcto en circunstancias difíciles. Esto nos permite practicar y perfeccionar la virtud de la prudencia, o saber qué hacer y qué evitar en diferentes situaciones. El libro Segundo de Éxodo afirma; "El Espíritu Santo habla al corazón a través del don del consejo y muestra a los que lo tienen que hacer."
Fortaleza
La fortaleza es el don de la fuerza, la perseverancia y el coraje que nos permite obedecer y seguir la voluntad de Dios en todo momento. Nos ayuda a superar los obstáculos y a perseverar en nuestra fe, siempre confiando en la divina providencia de Dios para equiparnos con la virtud necesaria.
Ciencia
Con el don del conocimiento, somos capaces de discernir y descubrir la voluntad de Dios en todas las cosas y juzgar todo de acuerdo con esta perspectiva divina. St. John Roman CatholicChurch indica, "El don del conocimiento es a menudo llamado 'la ciencia de los santos', ya que permite a los que lo tienen discernir rápidamente entre los impulsos de la tentación y las inspiraciones de la gracia."
Piedad
El don de piedad perfecciona nuestro amor a Dios. Desarrolla este amor instintivo por él como nuestro padre, lo que nos permite obedecer de forma más natural, ya que confiamos plenamente en su amor por nosotros.
Temor del Señor
El temor del Señor nos equipa con un temor del pecado y de ofender a Dios. No es por miedo al castigo del Señor, sino que brota naturalmente de nuestro profundo amor y respeto por Dios que nos ama tanto.
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.