Disfruten de  la Palabra Divina de los Domingos

tomados de la mano de los Padres de la Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los tiempos y del Catecismo de la Iglesia Católica

(Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a:

 


 

DOMINGO III DE ADVIENTO B

 

“Existe desde siempre, está en medio de nosotros y no lo conocemos”

 

 

* Is 61,1-2a.10-11: “Desbordo de gozo con el Señor”

 

* Sal: Lc 1,46-48.49-50.53-54: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”

 

* 1Ts 5,16-24: “Que vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado hasta la venida del Señor”

 

* Jn 1,6-8.19-28: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”

 

La imagen de los desposorios, tan frecuentemente usada en el Antiguo Testamento, es usada una vez más, como reflejo de la Alianza de Dios con su Pueblo. El clima de alegría y de gozo desbordante que recoge el profeta encaja perfectamente en este domingo denominado “Gaudete”.

Consciente de su papel de precursor, Juan “desvía” hábilmente la conversación para que quienes preguntan quién es él, se dirijan hacia la persona de Jesús. O tal vez se trate de una lección más sutil, buscando que sus interlocutores descubran que no pueden comprender la persona de Juan, sin referencia a Jesús. Esto sí es verdaderamente “cristiano”, es decir, nadie que se llame cristiano puede encontrar su identidad al margen de Jesucristo.

 

Es conocida la famosa tesis de Pirandello: “Yo soy lo que realmente soy; yo soy lo que creo que soy; yo soy lo que los demás creen que soy; yo soy lo que creo que los demás creen que soy”. Aplicada esta frase a las circunstancias del hombre de hoy, descubrimos que tan importante es a veces lo que piensan de uno como lo que uno realmente es. ¿Será por eso por lo que el hombre de hoy cuida tanto la imagen? El riesgo está en que al final puede no saberse dónde está la verdad, si en la imagen o en el hombre que hay detrás.

 

_ Cristo en el centro de toda catequesis:

“En la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca” (427; cf. 426-429).

_ El bautismo de Juan, distinto del de Cristo:

“En fin, con Juan Bautista, el Espíritu Santo inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la ``semejanza'' divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento” (720).

 

_ El Bautismo, compromiso con la fe:

“Los bautizados ``por su nuevo nacimiento como hijos de Dios están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia'' (LG 11) y a participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios” (1270).

_ El bautismo, asimilación a Cristo:

“Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección; debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús para subir con Él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y ``vivir una vida nueva'' (Rm 6,4)” (537).

 

_ “Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con Él; descendamos con Él para ser ascendidos con Él, ascendamos con Él para ser glorificados con Él” (San Gregorio Nacianceno, Or 40,9)” (537).

_ “Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño del agua, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, adoptados por la voz del Padre, lleguemos a ser hijos de Dios (San Hilario, Mat 2)” (537).

 

Cuando el cristiano se da cuenta de que no es autor de la luz sino testigo y portador, empieza a preparar los caminos del Señor.

 

 

 

 

vea: clerus.org

 

 

 

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