Disfruten de
la Palabra Divina de los Domingos tomados de la mano de los Padres de la
Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los tiempos y del Catecismo de la
Iglesia Católica (Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a: Esperar al que viene a hacer nuevas todas las cosas
es empezar a sentirse renovado CONTENIDO A. Comentario de Sabios y Santos B. Suplementos I. LA PALABRA DE DIOS
·
Is 2,1-15: El Señor reúne
a todos los pueblos en la paz eterna del Reino de Dios ·
Sal
121,1-2.3-4a(4b-5.6-7).8-9: Vamos a la casa del Señor ·
Rm 13,11-14: Nuestra
salvación está cerca ·
Mt 24,37-44: Estad en
vela para estar preparados A. Comentario de Sabios y Santos
B. Suplementos
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
·
Isaías contempla desde Sión la ciudad santa abriendo
una nueva esperanza por la próxima intervención salvadora de Yahvé. ·
Dios ser el centro de atención de todos los
pueblos, centro de instrucción sobre la Ley. ·
Yahvé inaugura una nueva etapa de salvación. ·
Lo viejo está pasado; lo nuevo se nos echa
encima. La vigilancia cristiana _actitud tan destacada en la lectura
evangélica_ no es mirar en todas direcciones adivinando dónde pueda estar el
enemigo, sino mantenerse alerta para descubrir los signos del Reino de Dios en
el mundo. III. SITUACIÓN HUMANA
·
Lo cristiano no es esperar a que nos den hecha la
historia. Cuando el creyente se compromete con ella está haciendo
presente la salvación de Dios, no la que ‘l fabrique. Lo alienante es quedarse
quieto; lo evangélico es trabajar por el Reino de Dios. Cuando alguien sabe que
el Reino de Dios viene de Él, no está afirmando lo obvio: está
dando muestras de no inventarse el Reino de Dios. No nos faltan ocasiones para
tomar el pulso a la realidad circundante. Pero el reto cristiano es que ahí precisamente
se hace la salvación por Dios y su Reino. IV. LA FE DE LA IGLESIA
* La fe
_La
esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva: Al fin
de los tiempos el Reino de Dios llegar a su plenitud. después del juicio final, los justos
reinar n para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el
mismo universo ser renovado (1042). En este
“universo nuevo” (Ap 21,5), la Jerusal’n celestial, Dios tendra su morada
entre los hombres. “Y enjugar toda l grima de su ojos, y no
habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el
mundo viejo ha pasado” (Ap 21,4) (1044; cf.
1045). _ El juicio suceder
cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que
tendra lugar, sólo l decidir su advenimiento. Entonces, l
pronunciar por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre
toda la historia (1040; cf. 1038. 1039. 1040). * La respuesta
_ La
vigilancia ante el Reino de Dios: Mirado
positivamente, el combate contra el yo posesivo y dominador consiste en la
vigilancia. Cuando Jesús insiste en la vigilancia, es siempre en relación a Él,
a su Venida, al último día y al “hoy”. El esposo viene en mitad de la noche; la
luz que no debe apagarse es la de la fe: “Dice de ti mi corazón: busca su rostro”
(Sal 27,8) (2730; cf. 1001). * El testimonio cristiano
_ La
espera de una tierra nueva no debe amortiguar sino m s bien avivar la
preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva
familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo
nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y
crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero en cuanto puede
contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino
de Dios (GS 39) (1049). Vivir el
Adviento es vivir de y para la esperanza. De ella en cuanto apoyo; para ella en
cuanto preparación de los caminos del Señor. vea:
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