Dejó la fe católica y fue misionera mormona... hasta que defendió al Papa frente a su jefe
Entró en el mormonismo buscando gente acogedora, virtuosa y protectora, pero
cuando ella intentó extender esa fe descubrió que ni se sostenía en la
Biblia ni respondía al anhelo de su corazón.
Pablo J. Ginés / ReL
Yasmin Oré Ramírez, hoy con 28 años de edad, nació y creció en Lima, Perú,
en una familia de tradición católica... hasta que una amiga le invitó a los
mormones.
Recogemos su testimonio en primera persona, tal como lo cuenta a ReL, porque
explica cual es el proceso por el que se entra en este grupo, cómo captan
nuevos miembros, cómo les entrenan y los envían a calles y casas.
»Mi familia era católica, aunque mis padres no estaban entonces casados por
la iglesia, por unos problema de partidas de bautismo quemadas o perdidas.
Dejaron el tema y se casaron por lo civil. Me dieron una educación católica:
hice la secundaria en el colegio Presentación de María, de religiosas,
recibí los sacramentos, la comunión y la confirmación. A los 19 años
estudiaba derecho, iba a misa e incluso cantaba en el coro, pero mi
formación y mi fe era muy superficial.
»Yo había oído hablar de sectas demoníacas y satanistas, y mi papá me
prevenía contra los Testigos de Jehová que tocaban a menudo a la puerta.
Pero nadie me había hablado de los mormones
La amiga y la acogida
»Yo tenía una amiga en mi colegio de monjas que era mormona. Me
dijo: "acompáñame un domingo a ver mi iglesia". Así que un domingo me salté
la misa para ir con ella a ver su iglesia. Y me gustó. La gente era muy
acogedora: todos lo eran, las señoras, las chicas de mi edad, los chicos.
»Tenían reuniones para jóvenes en las que hablaban sobre las virtudes. A
otros jóvenes quizá les parecería aburrido, pero yo era una chica con pocas
amistades. No me gustaba salir de fiesta, las fiestas no me llenaban. En
cambio, esta gente, que parecía tan pura, virtuosa e inocente, sí que me
llenaba.
»Hoy que soy católica y adulta sé que tenemos que enfrentar el mal que hay
en el mundo y en nuestras vidas, pero entonces, con 19 años, yo no quería
enfrentarme a la realidad, no quería embarrarme. Yo quería protección, un
entorno seguro, un grupo acogedor y virtuoso que me protegiese. Los mormones
me ofrecían eso.
Dos chicos jóvenes hablando de Dios
»Ellos me enviaron dos jóvenes misioneros a visitarme a mi casa y
darme charlas dos días por semana. Eran dos chicos de mi edad, de 19 años,
uno peruano y otro de EEUU. Yo les decía a mis padres que eran cristianos y
amigos de mi amiga y que venían a hablar de Cristo y de Dios. Ellos,
demasiado confiados, nos dejaban solos en el salón.
»Yo estaba impresionada de que dos chicos de 19 años, de mi edad, me
hablasen de Dios con pasión. Más aún, estaban dedicando 2 años de su vida
joven sólo a eso, a hablar de Dios. Me sorprendía y admiraba: no conocía a
nadie en la Iglesia católica que hiciese eso.
Mr. Smith y el "verdadero" cristianismo
»En las primeras charlas, te hablan del Libro de Mormón. Te dicen
que la enseñanza plena cristiana se había perdido desde la muerte del
apóstol Juan, y que no se ha recuperado hasta que un ángel revela al profeta
Joseph Smith, hacia 1830, dónde está el Libro de Mormón con todas las
enseñanzas perdidas.
»Usan siempre las mismas citas de la Biblia para apoyar al Libro de Mormón.
Los mormones enseñan, según su libro, que Jesús, al resucitar, se apareció y
enseñó a los pobladores de América. Eso lo apoyan en la Biblia cuando Jesús
dice: "tengo otras ovejas que no son de este redil". Para justificar que
además de la Biblia esté el Libro de Mormón citan Ezequiel 37, 15-17, que
habla de "un palo de Judá" y "un palo de José, o Israel", que Dios ha de
unir. Ellos dicen que esos dos palos son dos libros: la Biblia y las
escrituras de Mormón. Y sobre el profeta Smith citan Amós 3,7: "el Señor no
hará nada sin revelar sus secretos a sus siervos los profetas".
Hacer preguntas es bueno
»Yo en esa época escribía un diario, que aún conservo. Y apunté una
idea que se me pasó por la cabeza: "si ese Libro de Mormón es otro
testamento, ¿por qué no hay pruebas arqueológicas, por qué no hay papiros de
él o pergaminos de él, como con la Biblia?" Ellos enseñan que el ángel se
llevó el libro de láminas de oro que José Smith había leído y traducido al
inglés. Pero ¿por qué Dios hizo algo tan distinto a lo que hizo con la
Biblia? Me daba vergüenza preguntarles eso porque ¡ellos eran tan amables!
»A la pregunta de por qué no tenemos los textos que el ángel reveló a José
Smith, ellos responden citando a San Pablo: "la fe es certeza de lo que no
vemos", y también citando su propio libro: "hay muchas cosas de Dios que no
las vas a ver".
»En realidad, como comprobé después siendo misionera mormona, a los jóvenes
misioneros mormones no les enseñan muchas respuestas a las objeciones. Muy
pronto responden a todo con esta frase: "Te invitamos a que ores a Dios esta
noche y que Él te hable y verás que es verdad lo que enseñamos".
»Y oré esa noche. Y no sentí nada, Dios no me dijo nada. Y lo escribí así en
mi diario, sinceramente.
»Pero a ellos, sugestionada o por lo que sea, les dije: "sí, siento que es
verdad". Yo quería pertenecer a ellos. Sólo me pedían ser buena, y yo quería
ser buena, y pensaba que la Iglesia verdadera sería simplemente la obediente
a las cosas buenas, virtuosas, y parecían ser ellos.
»Era 2005, se acababa de morir Juan Pablo II, salía Benedicto XVI como nuevo
Papa, y algunos me decían que si era feo, que vaya aspecto, que cómo iba a
seguir yo en la Iglesia Católica.
Rebautizada mormona
»En fin, en esa fase, después de 4 o 5 charlas, te invitan a
bautizarte como mormón. Para eso, te hacen antes una entrevista previa. Has
de decir que crees en el Libro de Mormón y que aceptas al profeta Joseph
Smith. También te preguntan si has matado a alguien, si has abortado, si has
tenido relaciones sexuales. Creo que ellos no quieren aceptar a cualquiera,
a gente que ha tenido una vida muy poco virtuosa, excepto si son parientes
de alguien. Pueden rechazarte. Me parece que a las personas con
inclinaciones homosexuales las rechazan a todas o casi todas, por ejemplo.
»A mí me aceptaron y organizamos mi bautismo mormón. Mi papá no vino: les
dijo que éramos católicos "de la Virgen y del Señor de los Milagros". De mi
familia solo vino mi mama ¡y mi madrina del bautismo católico! Hoy digo ¿qué
barbaridad, no? Mi madre lloraba: "hija, pero si yo te di los sacramentos en
la Iglesia católica". Y yo le respondía: "¿prefieres que me vaya de
discoteca cada sábado, por ahí?" Con eso la presionaba. Ellos me veían
feliz, y veían que los jóvenes mormones parecían gente buena. Era una falsa
elección: o ellos, o el mundo de la noche y las discotecas.
»En el bautismo mormón entras en una piscinita de cuerpo completo, con una
túnica blanca. Tú escoges qué hombre te bautiza: yo escogí a los dos
misioneros que conocía. Te echan para atrás, como hacen los baptistas y
otros protestantes, y te sumergen y dicen: "en el nombre del padre, del hijo
y del espiritu santo", pero, atención, porque ellos no piensan que es un
único Dios; para ellos son 3 dioses distintos. A Joseph Smith se le
aparecieron el Padre y el Hijo en un bosque, hay un dibujo típico que lo
ilustra, como dos cuerpos distintos. Cada vez que en el Antiguo Testamento
se dice que Moisés vio la cara de Yavé, o que Dios señaló con su dedo, o dio
la espalda al pueblo, etc... ellos interpretan que Dios Padre tiene cuerpo,
con dedos, cara, espalda, etc...
»En cuanto empiezas a ir a los mormones te animan a pasar con ellos mucho
tiempo. Te hacen estar cómodo, es como tener otra familia. Ellos no creen
que Dios habita en ti y te transforma y hace santo. No, ellos creen que por
sus propias fuerzas serán perfectos, que ya lo están siendo, porque cada uno
va a ser un dios. Y claro, esa perfección es imposible, pero esa es la
fachada que intentan dar.
»Son muy exigentes en el control de la sexualidad: cualquier encíclica
católica sobre el tema es mucho más humana, más comprensiva. Ellos son más
tajantes, te controlan demasiado, como un robot. A las chicas las animan a
estudiar, sí, pero lo ideal que plantean es que enseguida se casen y que
tengan muchos hijos.
Muchos manuales para estudiar
»Una vez bautizado, te dan muchos manuales para estudiar, algo que haces
cada domingo en su escuela dominical. Mi experiencia, y lo vi con otra gente
poco dada a los estudios, es que los primeros meses al menos hay mucho
interés y se leen los libros. Ellos ofrecían también un servicio para ayudar
a encontrar y ayuda a la gente.
»Enseguida te dan un "llamamiento", que es un cargo, en mi casi era una
función con jóvenes. Un año después me hicieron misionera de barrio: a tus
ratos libres acompañas a los misioneros en sus visitas a las personas
interesadas, que en su vocabulario se llaman "investigadores". Los
acompañantes sirven para hacerse amigos de los "investigadores" (es decir,
las personas no mormonas), invitarles, tender lazos, etc...
»También aprendí a rezar al estilo mormón, siguiendo un tríptico que lo
explicaba. Hay que hacer una breve oración al levantarte, otra al acostarte
y otra en cada comida. La estructura es siempre igual: "Padre Celestial, te
damos gracias por tal cosa, te pedimos tal otra, en el nombre de
Jesucristo". En las comidas, das gracias por la comida. Se dice siempre
"Padre Celestial", no "Padre nuestro".
El culto mormón
»El domingo hay una reunión de unas tres horas. La llaman "reunión
sacramental". Se juntan todos los miembros de una zona. No hay un oficiante
sino un par de conferenciantes o discursante, los que les toque ese día. Uno
habla del ayuno, otro del diezmo (un tema muy insistente). Otro día pueden
hablar del bautismo de los muertos o del "sellamiento", como llaman al
matrimonio. Al final, siempre alguien "da testimonio", pero eso no consiste
en contar su experiencia sino simplemente en exponer, de una forma muy
repetitiva, que dé seguridad, semana tras semana, que crees en Joseph Smith,
en el Libro de Mormón y en su iglesia.
»Después me tocó ser misionera en el extranjero. Es algo que todos han de
hacer: 2 años los hombres; uno y medio, las mujeres. Se realiza poco antes
de acabar tus estudios. Te mirarían muy mal si no lo haces. Normalmente uno
se casa después, a las chicas les animan a casarse con jóvenes que ya han
misionado, porque son más maduros en la fe.
»Los misioneros mormones son, sobre todo, esos chicos y chicas jóvenes.
También hay adultos ya jubilados que van como misioneros unos años al
extranjero. Y hay además matrimonios mayores, a veces pre-jubilados, que
pueden ser presidentes de misión. No hay misioneros "de por vida". Tampoco
hay "pastores". Lo más parecido es el "obispo", pero no se mantiene con los
diezmos, sino con un oficio. Los diezmos son para mantener las "capillas"
(centros locales) y el resto va todo a la central a Estados Unidos. Por eso
no hay escándalos de pastores con vehículos o gustos lujosos.
Pagar las misiones a tu hija
»En 2006, yo llevaba ya un año y medio de miembro, y mi novio era
un mormón peruano que ya había sido misionero. Quedamos en que yo haría la
misión y quizá luego nos casaríamos. El me animó a ir a la misión. Es caro:
parte lo pagas tú, otra parte tus padres y otra la iglesia. Yo tenía
ahorrados como 500 euros, mucho para Perú, que gasté en esto. Mis padres
debían comprometerse a 100 euros mensuales. Mi madre lloraba: les quitaban a
la hija y además había que pagar por ello. Y había que comprar mucha ropa y
materiales, gastos que impacientaban a mi mamá. "Es una vez en la vida", le
decía yo.
»Primero me mandaron a Colombia casi un mes a formarme. Era como un
internado donde estábamos muchos muchachos y muchachas de Perú, Colombia,
Venezuela...
Entrenamiento del joven misionero mormón
»Nos enseñaban cómo convencer a la gente, con unos vídeos, cómo
hablar, qué hacer si te sale mal. Era muy pesado, pero yo estaba contenta.
Te enseñaban las escrituras que hemos comentado y cómo responder las
preguntas de los "investigadores" (la gente no mormona).
»Los mormones no quieren que les refutes mucho; el mormón da sus citas, y si
le hacen preguntas dicen lo de "récelo y verá que es verdad". Ellos dicen
que no tienen que perder tiempo refutando doctrinas. Apenas intentan tapar
dudas con la Biblia o el Libro de mormón. Nos enseñaban a hablar sólo de
Joseph Smith, de la nueva revelación completa, del Libro de Mormón.
»Nos explicaban que la enseñanza cristiana se pervirtió con Constantino en
el siglo IV, que se corrompió el cristianismo. Luego aprendí que esto lo
tomaron de otros protestantes. Allí nos enseñaron que Calvino y Lutero
apenas "prepararon" el camino para la recuperación del cristianismo, que
llega con Joseph Smith.
La compañera inflexible
»Llegué de misionera a Guayaquil, Ecuador, en marzo de 2007. Me
pusieron una compañera chilena, de mi edad, muy reglista y exigente, que no
admitía ningún decaimiento ni cansancio. Era hija de mormones, con 9
hermanos, crecida en familia mormona, no como yo. Los misioneros van en
parejas, a todas horas excepto al baño. Espanta peligros, pero también
"tentaciones".
»Cada día a las 6 y media de la mañana nos levantábamos a estudiar lo que
hablaríamos en la calle. A las 9 y media salíamos, tratábamos a la gente, de
pie, caminando, con el calor de Guayaquil. Un descanso para almorzar, y
seguir hasta la noche. De noche nos arrodillábamos y rezábamos pidiendo más
"investigadores". Si nos peleábamos entre nosotras, ese era un momento para
pedirnos perdón. Aunque los lunes era día de descanso y otros misioneros
hacían turismo, ella me ponía a estudiar.
»Y así, siendo misionera en Guayaquil, se quebró mi confianza en la fe
mormona.
La anciana católica resistente
»La primera "caída" fue por una señora de unos 75 años, que era muy
católica, aunque uno de sus hijos era evangélico y el otro era obispo
mormón. Este obispo nos insistía y mi compañera se había encaprichado con
conquistarla, y le llevaba postres y la visitábamos mucho.
»Cuando un católico se pone muy firme, nos habían enseñado en que hay que
insistir en que la Iglesia católica ya no era de Cristo, que no lo era desde
Constantino, que todo era malo desde entonces: las imágenes, la Virgen, el
bautismo de niños, etc...
»Y mi compañera insistía tanto que yo recordé mi propio pasado católico y me
emocioné. Y se lo dije a ella, a la compañera chilena, llorando: “si
convenzo a esta señora siento que estoy traicionando algo mío”, dije. Mi
compañera quedó de piedra. “Es normal, hace poco que eres miembro, eres de
familia católica, yo hablaré con la señora”, respondió ella. No sirvió de
nada: la señora llegó a la entrevista bautismal por insistencia de su hijo y
sin convencimiento, pero como dijo que no pensaba ni dejar de fumar (algo
importante), la rechazaron. Y la dejamos.
Evangélicos y testigos, ¡mucha Biblia!
»El caso es que descubrí que casi no teníamos argumentos ni
respuestas. Los Testigos de Jehová nos ponían cabeza abajo, no aceptaban ni
a Joseph Smith ni su libro y no estábamos preparadas para refutarles nada. Y
también los evangélicos nos refutaban y yo pensaba: ¿somos misioneras,
entrenadas, pero no sabemos responder cosas supuestamente básicas de la
Biblia? Y empecé a dudar. Esa era mi segunda "caída", ver que no teníamos
respuestas. Y lloré otra vez: “estoy dudando de la fe”.
»La misión, que debía reforzar mi fe mormona, la estaba destruyendo. Y me
preguntaba: "¿estaré haciendo bien al querer cambiarles su fe?, ¿tengo
derecho a cambiar su vida? ¡Si hasta yo dudo!"
»Yo ya me había empezado a fijar en cosas: que los mormones casi no usan la
Biblia, que habían tenido poligamia en un pasado reciente, que había
doctrinas ocultas. Y yo me di cuenta que me gustaban y me emocionaban las
campanas en las iglesias católicas, y ver la gente que salía en procesión,
devota del Divino Niño. Y la Virgen. Me preguntaba: "¡cómo voy a decir que
esto es malo y pagano!"
»Y en un encuentro con el obispo mormón le dije: “siento que miento cuando
hablo” y dije que quería dejar la misión. Pedí a mi compañera: "Dile al
presidente de la misión que me vuelvo a mi país, que me siento un robot".
Defendiendo al Papa
»El presidente de la misión intentó disuadirme para que no
marchase. Pero yo no le dije simplemente "añoro a mi familia" o "estoy
cansada". Yo defendí la Iglesia católica. Le dije que ya no quería hablar
mal de la Iglesia católica, que yo pensaba bien del Papa, y que en la
Iglesia católica hay santos y gente buena. Y eso le enfadó.
»Él me insistió, que la Iglesia y el Papa son la Ramera de las escrituras,
que mis sentimientos venían del demonio, que si volvía al catolicismo mi
vida sería un desastre en todos los sentidos. Durante una semana cada noche
mi compañera me intentaba convencer; le daban instrucciones de cómo
convencerme. Y le dije: “sal de mi cuarto que me confundes”. Y esos días,
después de varios años, empecé a rezar a la Virgen, a pedirle que me
protegiera, porque mi compañera se ponía muy sectaria y tenía miedo de que
llegara a pegarme. Me dije: "en cuanto llegue a Perú con mi familia lo del
mormonismo se va a acabar". Ya sabía que no podría encajar.
De vuelta a casa: un año de insistencia
Al final me pagaron el vuelo a Perú. Y fui a mi casa. Allí los
mormones me enviaron a mi novio, a los amigos, a mi mejor amigo. Yo dudaba.
¿Volver? Pero ahora ellos me daban miedo, no seguridad. Ya mi hermano me
había dicho: es una secta. Insistieron casi un año. Pero yo ni les recibía,
ni a mi antiguo novio: no quería recaer por amistad. Mis papás me dijeron:
corta con todos ellos. Mis padres cobraron la fuerza que antes no habían
tenido.
»Estuve un buen tiempo aislada en mi casa, sólo con Internet, leyendo de
gente que salía de sectas. Hablé con el párroco de mamá, pero sólo me dijo:
“bienvenida, no te sientas mal”. No me dio más formación. Yo necesitaba una
atención especial, acababa de salir de un grupo muy cerrado e intenso.
»Mis padres se estaban convirtiendo, avivando su fe católica en las
catequesis del Camino Neocatecumenal, pero tampoco ellos me daban
respuestas. Yo creía que la Iglesia católica era verdadera, y que la
evangélica también lo era, porque leía muchos testimonios de ex-mormones en
Internet que eran evangélicos. No había ningún “carisma” católico que me
limpiase de mi experiencia mormona. Pero los pastores evangélicos tampoco me
inspiraban confianza.
Los que sabían de sectas
»Y un día mi madre me dio un folleto sobre sectas de los Apóstoles
de la Palabra (www.apostolesdelapalabra.org), un apostolado católico muy
basado en la apologética, en la defensa de la fe. Busqué su dirección.
“Viven aquí en la esquina”, me dijeron. Llegué en bici, y allí estaban las
Hermanas de los Apóstoles. Mi historia les asombró. "Nunca nos había llegado
alguien con esta necesidad. Ven con nosotras los sábados”, me invitaron. Y
fui a sus charlas: entendí la enseñanza católica sobre las imágenes, Dios,
la naturaleza de Cristo, me dieron libros, todo bien explicado. Y ahora,
cuando venían los mormones, ya no los rehuía: los enfrentaba, les sacaba la
Biblia, les refutaba.
María y una vida nueva
»Hoy, mirando al pasado, creo que lo que mas me ayudó fue la
presencia de la Virgen María, que he reconocido después. Al volver al
catolicismo, vi películas sobre ella, le recé… María, creo, es lo que más me
ha alegrado recuperar, y ella me ha atraído a través de sus imágenes.
Publiqué mi testimonio en algunas webs católicas, y conocí por Internet a
quien hoy es mi esposo. Él también había estado cerca de los mormones por un
amigo suyo y a mí me ayudó con argumentos y amistad. Él es español, de León.
Después de tres años de novios "cibernéticos" nos casamos en Lima y ahora
vivimos en Madrid. Somos catequistas de niños de Primera Comunión en la
parroquia de San Romualdo. Y les damos pequeñas enseñanzas de una fe
razonable, para defender la fe de la Iglesia de todo tipo de ataques.