Adoración – Veneración
Consulta
Según algunos diccionarios la palabra adorar es sinónima de venerar. ¿Por
qué nosotros los católicos decimos que adoramos a Dios y veneramos a los
Santos? Gracias por su información.
Respuesta
Estimado/a hermano/a en Cristo.
Que la alegría del Señor resucitado esté en su corazón.
A través de los siglos se ha utilizado la palabra “adorar” para describir
una acción religiosa para con Dios y los santos. Hasta los esposos se dicen
mutuamente: "¡Te adoro, cariño!" Desde el momento que los protestantes y las
sectas acusan a los católicos que están rindiendo a la Virgen María y a los
santos un culto que corresponde sólo a Dios estamos más cuidadosos en
utilizar los términos. Para los católicos nunca ha habido un problema en
este sentido, el de distinguir entre el culto que se rinde a Dios y el que
se rinde a la Virgen María y a los santos. Tan es así que desde siempre se
ha hecho claramente una distinción entre el culto a Dios y el culto a los
santos.
El Nuevo Testamento
El NT asume la expresión “proskynein” como el término que más expresa un
profundo homenaje. Literalmente significa “postrarse”. Era el gesto de total
sumisión de aquel entonces. La Biblia latina ha traducido este concepto con
“adorare”, el concepto que utilizamos en castellano.
Teología
Adorar es para los cristianos lo que los teólogos llaman “latria” (vea el
escrito de San Agustín contra Fausto 20, 21 y De civ. Dei XII y el Concilio
Niceno año 787) en contraposición a todos los demás modos de veneración
(dulía a los santos, hiperdulía a la Virgen María).
La adoración en este sentido corresponde a la realidad única e incomparable
de Dios en su distancia infinita a toda creatura. La Biblia habla de su
santidad, de su gloria y de su honor. Esta perfección total y absoluta
reclama de ser reconocida por la creatura y una total sumisión de ella.
La misma imposibilidad de comparación y la distancia infinita radical entre
Dios y la creatura vale también para la adoración y la veneración.
Adoración, por lo tanto, sólo es posible frente a Dios. Por eso cantamos en
el Gloria de la Misa: Tú sólo eres santo, tu sólo altísimo”.
A continuación le cito unos números del Catecismo de la Iglesia católica que
aclaran el problema aún más:
2096 La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a
Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de
todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. "Adorarás al Señor
tu Dios y sólo a él darás culto" (Lc 4,8), dice Jesús citando el
Deuteronomio (6,13).
2097 Adorar a Dios es reconocer, en el respeto y la sumisión absoluta, la
"nada de la criatura", que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo,
exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magnificat,
confesando con gratitud que él ha hecho grandes cosas y que su nombre es
santo (cf Lc 1,46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del
repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del
mundo.
IV “NO TE HARÁS ESCULTURA NI IMAGEN ALGUNA...”
2129 El mandamiento divino entrañaba la prohibición de toda representación
de Dios por mano del hombre. El Deuteronomio lo explica así: "Puesto que no
visteis figura alguna el día en que el Señor os habló en el Horeb de en
medio del fuego, no vayáis a prevaricar y os hagáis alguna escultura de
cualquier representación que sea..." (Dt 4,15-16). Quien se revela a Israel
es el Dios absolutamente Trascendente. "El lo es todo", pero al mismo tiempo
"está por encima de todas sus obras" (Si 43,27-28). Es la fuente de toda
belleza creada (cf Sb 13,3).
2130 Sin embargo, ya en el Antiguo Testamento Dios ordenó o permitió la
institución de imágenes que conducirían simbólicamente a la salvación por el
Verbo encarnado: la serpiente de bronce (cf Nm 21,4-9; Sb 16,5-14; Jn
3,14-15), el arca de la Alianza y los querubines (cf Ex 25, 10-12; 1 R
6,23-28; 7,23-26).
2131 Fundándose en el misterio del Verbo encarnado, el séptimo Concilio
ecuménico (celebrado en Nicea en 787), justificó contra los iconoclastas el
culto de las imágenes: las de Cristo, pero también las de la Madre de Dios,
de los ángeles y de todos los santos. Encarnándose, el Hijo de Dios inauguró
una nueva "economía" de las imágenes.
2132 El culto cristiano de las imágenes no es contrario al primer
mandamiento que proscribe los ídolos. En efecto, "el honor dado a una imagen
se remonta al modelo original" (S. Basilio, spir. 18,45), "el que venera una
imagen, venera en ella la persona que en ella está representada" (Cc. de
Nicea II: DS 601; cf Cc. de Trento: DS 1821-25; Cc. Vaticano II: SC 126; LG
67). El honor tributado a las imágenes sagradas es una "veneración
respetuosa", no una adoración, que sólo corresponde a Dios:
El culto de la religión no se dirige a las imágenes en sí mismas como
realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que nos
conducen a Dios encarnado. Ahora bien, el movimiento que se dirige a la
imagen en cuanto tal, no se detiene en ella sino que tiende a la realidad de
que ella es imagen (S. Tomás de Aquino, s. th. 2-2, 81, 3, ad 3).
Hasta aquí el Catecismo de la Iglesia católica. Debería tener uno en casa.
Las últimas páginas traen un índice de palabras importantes junto con los
números del Catecismo donde se habla de este tema. Le servirá mucho.
Tiene usted razón que algunos diccionarios tratan las dos palabras como
sinónimas. Los enamorados también se dicen: “Te adoro”, ¿no es así? Pero
cuando entramos en el campo de teología entonces la cosa cambia
radicalmente. Suponemos que esta ha sido su preocupación.
¡Ay los hermanos separados!
¿Y por qué los hermanos evangélicos insisten en repetirnos una y otra vez la
calumnia de que adoramos estatuas y dioses falsos? ¿Acaso creen que somos
unos tarados o que desobedecemos a Dios? El problema de ellos es que sólo
tienen la Escritura – y eso desde hace máximo 500 años - mientras que la
Iglesia católica cuenta con una tradición ininterrumpida de 2000 años desde
los apóstoles hasta hoy. Nosotros tampoco les decimos a ellos que se
circuncidan o que dejen de comer carne de chancho. No se nos ocurre ni en
sueños de acusarlos que están desobedeciendo Dios. ¡Que dejen de decirnos
tonterías!
Perdone por el ex abrupto. Recemos por ellos.
¡Que Dios le bendiga!
Se lo desean y por ello rezan
Los MSC Misioneros del Sagrado Corazón en el Perú
Max Scheler: <<El hombre o cree en Dios o se fabrica un ídolo. Este ídolo será la raza, el Estado, una mujer o el dinero; pero el hombre no puede vivir sin adorar algo>>.