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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

 

Capítulo 1
1:1
LO que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida;
1:2
(Porque la vida fué manifestada, y vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y nos ha aparecido;)
1:3
Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros: y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
1:4
Y estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.
1:5
Y este es el mensaje que oímos de Él, y os anunciamos: Que Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas.
1:6
Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad;
1:7
Mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1:8
Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos á nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros.
1:9
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.
1:10
Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á Él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

  • 1Jn 1:1 Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida,
    1Jn 1:2 - pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó -
    1Jn 1:3 lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
    1Jn 1:4 Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo.
    1Jn 1:5 Y este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna.
    1Jn 1:6 Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad.
    1Jn 1:7 Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
    1Jn 1:8 Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros.
    1Jn 1:9 Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.
    1Jn 1:10 Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros.

     

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    Capítulo 2

    2:1
    HIJITOS míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, á Jesucristo el justo;
    2:2
    Y Él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
    2:3
    Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos.
    2:4
    El que dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en Él;
    2:5
    Mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en Él: por esto sabemos que estamos en Él.
    2:6
    El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo.
    2:7
    Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio: el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.
    2:8
    Otra vez os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él y en vosotros; porque las tinieblas son pasadas, y la verdadera luz ya alumbra.
    2:9
    El que dice que está en luz, y aborrece á su hermano, el tal aun está en tinieblas todavía.
    2:10
    El que ama á su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en Él.
    2:11
    Mas el que aborrece á su hermano, está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe á donde va; porque las tinieblas le han cegado los ojos.
    2:12
    Os escribo á vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os son perdonados por su nombre.
    2:13
    Os escribo á vosotros, padres, porque habéis conocido á aquel que es desde el principio. Os escribo á vosotros, mancebos, porque habéis vencido al maligno. Os escribo á vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
    2:14
    Os he escrito á vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito á vosotros, mancebos, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno.
    2:15
    No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en Él.
    2:16
    Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo.
    2:17
    Y el mundo se pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.
    2:18
    Hijitos, ya es el último tiempo: y como vosotros habéis oído que el anticristo ha de venir, así también al presente han comenzado á ser muchos anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo.
    2:19
    Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros.
    2:20
    Mas vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.
    2:21
    No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino como á los que la conocéis, y que ninguna mentira es de la verdad.
    2:22
    ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este tal es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.
    2:23
    Cualquiera que niega al Hijo, este tal tampoco tiene al Padre. Cualquiera que confiese al Hijo tiene también al Padre.
    2:24
    Pues lo que habéis oído desde el principio, sea permaneciente en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio fuere permaneciente en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
    2:25
    Y esta es la promesa, la cual Él nos prometió, la vida eterna.
    2:26
    Os he escrito esto sobre los que os engañan.
    2:27
    Pero la unción que vosotros habéis recibido de Él, mora en vosotros, y no tenéis necesidad que ninguno os enseñe; mas como la unción misma os enseña de todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como os ha enseñado, perseveraréis en Él.
    2:28
    Y ahora, hijitos, perseverad en Él; para que cuando apareciere, tengamos confianza, y no seamos confundidos de Él en su venida.
    2:29
    Si sabéis que Él es justo, sabed también que cualquiera que hace justicia, es nacido de Él.

  • 1Jn 2:1 Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
    1Jn 2:2 El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
    1Jn 2:3 En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
    1Jn 2:4 Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él.
    1Jn 2:5 Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
    1Jn 2:6 Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.
    1Jn 2:7 Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la Palabra que habéis escuchado.
    1Jn 2:8 Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - lo cual es verdadero en él y en vosotros - pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya.
    1Jn 2:9 Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas.
    1Jn 2:10 Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.
    1Jn 2:11 Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
    1Jn 2:12 Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado los pecados por su nombre.
    1Jn 2:13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno.
    1Jn 2:14 Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre, Os he escrito, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al Maligno.
    1Jn 2:15 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
    1Jn 2:16 Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del mundo.
    1Jn 2:17 El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.
    1Jn 2:18 Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora.
    1Jn 2:19 Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.
    1Jn 2:20 En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis.
    1Jn 2:21 Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna mentira viene de la verdad.
    1Jn 2:22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
    1Jn 2:23 Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.
    1Jn 2:24 En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre,
    1Jn 2:25 y esta es la promesa que él mismo os hizo: la vida eterna.
    1Jn 2:26 Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros.
    1Jn 2:27 Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él.
    1Jn 2:28 Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida.
    1Jn 2:29 Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

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    Capítulo 3

    3:1
    MIRAD cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á Él.
    3:2
    Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él apareciere, seremos semejantes á Él, porque le veremos como Él es.
    3:3
    Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica, como Él también es limpio.
    3:4
    Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley.
    3:5
    Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él.
    3:6
    Cualquiera que permanece en Él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.
    3:7
    Hijitos, no os engañe ninguno: el que hace justicia, es justo, como Él también es justo.
    3:8
    El que hace pecado, es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
    3:9
    Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado, porque su simiente está en Él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
    3:10
    En esto son manifiestos los hijos de Dios, y los hijos del diablo: cualquiera que no hace justicia, y que no ama á su hermano, no es de Dios.
    3:11
    Porque, este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos á otros.
    3:12
    No como Caín, que era del maligno, y mató á su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
    3:13
    Hermanos míos, no os maravilléis si el mundo os aborrece.
    3:14
    Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte á vida, en que amamos á los hermanos. El que no ama á su hermano, está en muerte.
    3:15
    Cualquiera que aborrece á su hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí.
    3:16
    En esto hemos conocido el amor, porque Él puso su vida por nosotros: también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
    3:17
    Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere á su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en Él?
    3:18
    Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y en verdad.
    3:19
    Y en esto conocemos que somos de la verdad, y tenemos nuestros corazones certificados delante de Él.
    3:20
    Porque si nuestro corazón nos reprendiere, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas.
    3:21
    Carísimos, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
    3:22
    Y cualquier cosa que pidiéremos, la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
    3:23
    Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos á otros como nos lo ha mandado.
    3:24
    Y el que guarda sus mandamientos, está en Él, y Él en Él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

  • 1Jn 3:1 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
    1Jn 3:2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
    1Jn 3:3 Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
    1Jn 3:4 Todo el que comete pecado comete también la iniquidad, pues el pecado es la iniquidad.
    1Jn 3:5 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados y en él no hay pecado.
    1Jn 3:6 Todo el que permanece en él, no peca. Todo el que peca, no le ha visto ni conocido.
    1Jn 3:7 Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo.
    1Jn 3:8 Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.
    1Jn 3:9 Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado porque su germen permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios.
    1Jn 3:10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.
    1Jn 3:11 Pues este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
    1Jn 3:12 No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.
    1Jn 3:13 No os extrañéis, hermanos, si el mundo os aborrece.
    1Jn 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte.
    1Jn 3:15 Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él.
    1Jn 3:16 En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.
    1Jn 3:17 Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?
    1Jn 3:18 Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.
    1Jn 3:19 En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él,
    1Jn 3:20 en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo.
    1Jn 3:21 Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios,
    1Jn 3:22 y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
    1Jn 3:23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.
    1Jn 3:24 Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

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    Capítulo 4

    4:1
    AMADOS, no creáis á todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo.
    4:2
    En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo es venido en carne es de Dios:
    4:3
    Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo es venido en carne, no es de Dios: y éste es el espíritu del anticristo, del cual vosotros habéis oído que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo.
    4:4
    Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo.
    4:5
    Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
    4:6
    Nosotros somos de Dios: el que conoce á Dios, nos oye: el que no es de Dios, no nos oye. Por esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
    4:7
    Carísimos, amémonos unos á otros; porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce á Dios.
    4:8
    El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.
    4:9
    En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió á su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él.
    4:10
    En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que Él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
    4:11
    Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos á otros.
    4:12
    Ninguno vió jamás á Dios. Si nos amamos unos á otros, Dios está en nosotros, y su amor es perfecto en nosotros:
    4:13
    En esto conocemos que estamos en Él, y Él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
    4:14
    Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo.
    4:15
    Cualquiera que confesare que Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en Él, y Él en Dios.
    4:16
    Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en Él.
    4:17
    En esto es perfecto el amor con nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.
    4:18
    En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor.
    4:19
    Nosotros le amamos á Él, porque Él nos amó primero.
    4:20
    Si alguno dice, Yo amo á Dios, y aborrece á su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama á su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar á Dios á quien no ha visto?
    4:21
    Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: Que el que ama á Dios, ame también á su hermano.

  • 1Jn 4:1 Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo.
    1Jn 4:2 Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios;
    1Jn 4:3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ese es el del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo.
    1Jn 4:4 Vosotros, hijos míos, sois de Dios y los habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo.
    1Jn 4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha.
    1Jn 4:6 Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.
    1Jn 4:7 Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
    1Jn 4:8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
    1Jn 4:9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.
    1Jn 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
    1Jn 4:11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
    1Jn 4:12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
    1Jn 4:13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
    1Jn 4:14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo.
    1Jn 4:15 Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
    1Jn 4:16 Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
    1Jn 4:17 En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
    1Jn 4:18 No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo;
    1Jn 4:19 quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero.
    1Jn 4:20 Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve.
    1Jn 4:21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.

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    Capítulo 5

    5:1
    TODO aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios: y cualquiera que ama al que ha engendrado, ama también al que es nacido de Él.
    5:2
    En esto conocemos que amamos á los hijos de Dios, cuando amamos á Dios, y guardamos sus mandamientos.
    5:3
    Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos.
    5:4
    Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo: y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe.
    5:5
    ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
    5:6
    Este es Jesucristo, que vino por agua y sangre: no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio: porque el Espírtiu es la verdad.
    5:7
    Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno.
    5:8
    Y tres son los que dan testimonio en la tierra, el Espíritu, y el agua, y la sangre: y estos tres concuerdan en uno.
    5:9
    Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor; porque éste es el testimonio de Dios, que ha testificado de su Hijo.
    5:10
    El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo: el que no cree á Dios, le ha hecho mentiroso; porque no ha creído en el testimonio que Dios ha testificado de su Hijo.
    5:11
    Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
    5:12
    El que tiene al Hijo, tiene al vida: el que no tiene la Hijo de Dios, no tiene la vida.
    5:13
    Estas cosas he escrito á vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
    5:14
    Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si demandáremos alguna cosa conforme á su voluntad, Él nos oye.
    5:15
    Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado.
    5:16
    Si alguno viere cometer á su hermano pecado no de muerte, demandará y se le dará vida; digo á los que pecan no de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que ruegue.
    5:17
    Toda maldad es pecado; mas hay pecado no de muerte.
    5:18
    Sabemos que cualquiera que es nacido de Dios, no peca; mas el que es engendrado de Dios, se guarda á sí mismo, y el maligno no le toca.
    5:19
    Sabemos que somos de Dios, y todo el mundo está puesto en maldad.
    5:20
    Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
    5:21
    Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

  •  

  • 1Jn 5:1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser ama también al que ha nacido de él.
    1Jn 5:2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
    1Jn 5:3 Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados,
    1Jn 5:4 pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
    1Jn 5:5 Pues, ¿quien es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
    1Jn 5:6 Este es el que vino por el agua y por la sangre: Jesucristo; no solamente en el agua, sino en el agua y en la sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la Verdad.
    1Jn 5:7 Pues tres son los que dan testimonio:
    1Jn 5:8 el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres convienen en lo mismo.
    1Jn 5:9 Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, pues este es el testimonio de Dios, que ha testimoniado acerca de su Hijo.
    1Jn 5:10 Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. Quien no cree a Dios le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
    1Jn 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo.
    1Jn 5:12 Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
    1Jn 5:13 Os he escrito estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que os deis cuenta de que tenéis vida eterna.
    1Jn 5:14 En esto está la confianza que tenemos en él: en que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha.
    1Jn 5:15 Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido.
    1Jn 5:16 Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte, pida y le dará vida - a los que cometan pecados que no son de muerte pues hay un pecado que es de muerte, por el cual no digo que pida -.
    1Jn 5:17 Toda iniquidad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.
    1Jn 5:18 Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle.
    1Jn 5:19 Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno.
    1Jn 5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la Vida eterna.
    1Jn 5:21 Hijos míos, guardaos de los ídolos...

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