El día que restauré por primera vez un aborto iniciado por la píldora del día después, la RU-486
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POR EL DR. MATT HARRISON,
lifesitenews.com
10 de diciembre 2013
Ashley y su hija totalmente sana
Nota del editor: Eñ Dr. Harrison y Ashley y su hija Micaela asistirán a la
Marcha por la Vida el 21 de enero en Capital Hill Washington DC
Ashley tenía 20 años y estaba enamorada. Así que cuando se enteró de que
estaba embarazada, se sintió una fuerte sorpresa , pero se fió de su novio.
Este le había dicho que se haría cargo de ella y del bebé que si alguna vez
quedara embarazada. Se lo aseguró cuando le pidió tener relaciones íntimas.
Ella se sintió aplastada cuando él, al enterarse, insistió que ella
consiguiera un aborto. Ella había crecido en un hogar cristiano, y aunque
sabía que sus padres estarían decepcionados de que ella había quedado
embarazada, estaba segura que le ayudarían.
Pero cuando el novio le dio el dinero para el aborto y dijo que no podría
salir del trabajo para ir con ella, se sentía como si hubiera dado un
puñetazo en el estómago. La convenció de que tener un bebé ahora sería
abandonar su sueño de ir a la escuela de enfermería, que sus padres la
echarían de la casa y que él no estaba dispuesto a apoyar a un bebé porque
no podría. Ella sentía que no tenía otra opción. Así que se fue a la clínica
de aborto.
Su embarazo fue confirmado como de siete semanas, pero no la dejaron ver al
bebé o escuchar el latido del corazón. Se le dio la RU-486, la 'píldora del
aborto', y la observaron mientras ella la tragó. Inmediatamente sintió un
terrible remordimiento ya que esto iba en contra de sus convicciones. Ella
no quería un aborto, ella sólo quería amor y apoyo. Le preguntó al abortista
qué se podría hacer si ella cambiara de opinión, y le dijeron que si ella no
completaba el procedimiento y tomando las píldoras para inducir el aborto,
que el bebé moriría de todos modos, pero si no lo hiciera, entonces el niño
nacería deforme o con deficiencia mental.
Ashley tenía el corazón destrozado y necesitaba ayuda. Ella confesó a su
madre lo que había sucedido y lo que había hecho. Pero en lugar de rechazar
a Ashley, su madre la abrazó y le ofreció el apoyo de una madre amorosa.
Llamaron al centro de crisis de embarazo local que avisó al Dr. Harrison.
Cuando contestó la llamada, no tenía ni idea de qué hacer, pero les dijo que
se acercarían para hablar.
Cuenta el Dr. Harrison: Ella vino a mi oficina, deshecha. Habían pasado
alrededor de 36 horas desde que se había tomado la píldora del aborto, y me
preguntaba qué debería hacer para revertir el efecto de la píldora y salvar
a su bebé. Yo la consolé y luego me disculpé y me retiré a mi oficina. Oré:
'Dios, ¿qué puedo hacer yo?' Esto no es algo se enseña en la escuela de
medicina. De hecho, se nos enseñó que casi cualquier problema en el primer
trimestre del imbarazo es esencialmente intratable y es imposible salvar al
bebé. Habría que dejar que la naturaleza siga su curso. Pero esta no era
efecto de la naturaleza y yo tenía la sensación de que algo se podría hacer.
Empecé a hojear algunos libros de texto y empecé a pensar en cómo RU-486
funciona. Se trata de una falsificación de la progesterona. Engaña al cuerpo
haciéndole creer que se trata de la progesterona, llena el receptor de
progesterona con una clave para que no se encienda la cerradura. Es un
bloqueador muy eficaz, y no había antídoto conocido. Los vasos sanguíneos de
la placenta actúan como si la madre estuviera teniendo un ciclo menstrual y
la placenta está muerta de hambre y se agita, junto con el bebé, causando un
aborto.
Dios puso en mi mente recuerdos de mi investigación en la biología básica
del receptor de la proteína. Si pudiéramos inundar el sistema de Ashley con
progesterona, con las claves 'buenas', entonces podríamos ser capaces de
dejar fuera de competencia la RU-486 y llenar los receptores con claves de
trabajo que apoyen la vida del bebé tal como Dios diseñó el proceso.
Teníamos la progesterona en nuestra oficina para los tratamientos de
fertilidad, por lo que le dije a Ashley y su madre mi plan y explicamos
también los riesgos. Esto nunca se había hecho; yo dudaba que iba funcionar;
que podía sangrar; que el bebé podría morir y luego tendría que ser operada,
o algo peor. Ella no se preocupaba por los riesgos que corría ella. Ashley
estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para salvar la vida de su bebé. Así
que le inyectamos 200 mg de progesterona. Era un viernes y le dije que
regresara el lunes.
Ella comenzó a sangrar ese fin de semana y fue a la sala de emergencias.
¡Alabado sea Dios, se encontraron con un latido del corazón y Ashley llegó a
ver a su bebé! Ella estaba tan agradecida y consideró que incluso si el bebé
muriese, que había hecho lo que podía y estaba tan agradecida de poder
observar los latidos del corazón. Así que se fue a su casa y, gracias a
Dios, el sangrado se detuvo.
Ella seguir viniendo a nuestra oficina y recibió inyecciones de progesterona
dos veces por semana. Llegamos a ser cautelosamente optimista con cada
semana que pasaba. Ashley nerviosamente observaba durante semanas el
ultrasonido. Pero en lugar de observar en su seno a un bebé con tres brazos
u otras defectos importantes, ¡su bebé se veía completamente normal!
Semana tras semana hemos seguido su progreso y por la semana 28, ya no le
inyectamos progesterona porque estaba reaccionando bien por su cuenta. Justo
a tiempo, en el término completo, Ashley dio a luz a una niña hermosa,
Kaylie. ¡Saludable y lleno de vida! La placenta, que había sido atacado por
la RU-486 se consideró completamente normal por el patólogo.
Desde entonces, he visto Kaylie en mi oficina y he tenido la suerte de verla
crecer como una niña valiente y divertida. Ahora, a los seis años, está muy
bien.
¿Recuerda todas esas cosas terribles que se dijeron iban a suceder a Ashley
si ella quedara con la bebé? Ashley tuvo una entrega ilimitada y el apoyo de
sus amorosos padres que no la echaron. Al contrario, la ayudaron también más
adelante mientras terminaba la escuela y ahora es una terapeuta respiratoria
que salva a los pequeños bebés en un hospital. Ella ha comprado y se ha
trasladado a su propia casa y va a la escuela para obtener su grado de
enfermera registrada.
¡Dios no sólo es bueno, es increíble y me deja anonadado con la genialidad
de su misericordia y gracia! El próximo 21 de enero, Ashley y Kaylie vendrám
al Rally de la Juventud en DC y luego a la Marcha por la Vida, donde la
puede conocer en persona, uniéndose al movimiento pro-vida para acabar con
esta guerra contra las mujeres y sus bebés.