La Misa según los Santos de acuerdo a los diversos
fines de la Celebración Eucarística
La Santa Misa, como reproducción que es del sacrificio redentor, tiene los
mismos fines y produce los mismos efectos que el sacrificio de la cruz.
Helos aquí:
Adoración (Fin Latréutico)
El sacrificio de la misa rinde a Dios una adoración absolutamente
digna de Él, rigurosamente infinita. Este efecto lo produce siempre,
infaliblemente, ex opere operato, aunque celebre la misa un sacerdote
indigno y en pecado mortal. La razón es porque este valor latréutico o de
adoración depende de la dignidad infinita del Sacerdote principal que lo
ofrece y del valor de la Víctima ofrecida.
El mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la
celebración de una Santa Misa." San Alfonso de Ligorio “Más agrada al
Altísimo Dios el sacrificio de la Misa que los méritos de todos los
ángeles.” San Lorenzo Justiniano "Sepan, oh Cristianos, que la Misa es el
acto de religión más sagrado. No pueden hacer otra cosa para glorificar más
a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente, y
tan a menudo como sea posible” San Pedro Julián Eymard "El hombre debería
temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse
profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del
sacerdote." San Francisco de Asís “Si conociéramos el valor de la Santa Misa
nos moriríamos de alegría.” San Juan María Vianney "Hay en la Santa Misa
tantos misterios como gotas de agua en el mar, como átomos de polvo en el
aire y como ángeles en el cielo; no sé si jamás ha salido de la mano del
Altísimo misterio más profundo." San Buenaventura "Oh gente engañada, ¿qué
están haciendo? ¿Por qué no se apresuran a las Iglesias a oír tantas Misas
como puedan? ¿Por qué no imitan a los ángeles, quienes, cuando se celebra
una Misa, bajan en escuadrones desde el Paraíso y se estacionan alrededor de
nuestros altares en adoración, para interceder por nosotros?" San Leonardo
de Porto Mauricio “La Misa es infinita como Jesús... pregúntenle a un ángel
lo que es la misa, y él les contestará: “En verdad yo entiendo lo que es y
por qué se ofrece, sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene.” Un
ángel, mil ángeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así." Padre Pío de
Pieltrecina “La Santa Misa es el compendio de las maravillas que Dios ha
hecho con los hombres.” San Buenaventura "Nadie participa de esta Carne sin
antes adorarla." San Agustín
Acción de Gracias (Fin Eucarístico)
Los inmensos beneficios de orden natural y sobrenatural que hemos
recibido de Dios nos han hecho contraer para con El una deuda infinita de
gratitud. La eternidad entera resultaría impotente para saldar esa deuda si
no contáramos con otros medios qué los que por nuestra cuenta pudiéramos
ofrecerle.
Pero está a nuestra disposición un procedimiento para liquidarla totalmente
con infinito saldo a nuestro favor: el Santo Sacrificio de la Misa. Por,
ella ofrecemos al Padre un sacrificio eucarístico, o de acción de gracias,
que supera nuestra deuda, rebasándola infinitamente; porque es el mismo
Cristo quien se inmola por nosotros y en nuestro lugar da gracias a Dios por
sus inmensos beneficios. Y, a la vez, es una fuente de nuevas gracias,
porque al bienhechor le gusta ser correspondido.
En cierta ocasión, Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de Dios.
Entonces le hizo esta pregunta a Nuestro Señor: “Señor mío, ¿cómo Os podré
agradecer?” Nuestro Señor le contestó: “Asistid a una Misa”. "Para ofrecer
bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla,
otra para celebrarla y una tercera para dar gracias". San Juan Eudes "Si tan
solo paráramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en
este Sacramento, estoy segura que pensar en el amor de Cristo por nosotros
transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y
gratitud." Santa Ángela de Foligno "Así como dos pedazos de cera derretidos
juntos no hacen más que uno, de igual modo el que comulga, de tal suerte
está unido con Cristo, que él vive en Cristo y Cristo en él." San Cirilo de
Jerusalén "La Misa es la devoción de los Santos." San Juan María Vianney
"Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa."
San Juan María Vianney “El Santo Sacrificio de la Misa es el sol de los
ejercicios espirituales, el corazón de la devoción, el alma de la piedad y
el centro de la Religión.” San Francisco de Sales "Cuando oigan que yo no
puedo ya celebrar la Misa, cuéntenme como muerto". San Francisco Javier
Bianchi
Reparación (Fin Satisfactorio)
Después de la adoración, no hay otro deber más apremiante para con
el Creador que el de reparar las ofensas que de nosotros ha recibido. Y
también en este sentido el valor de la Santa Misa es absolutamente
incomparable, ya que con ella ofrecemos al Padre la reparación infinita de
Cristo con toda su eficacia redentora.
Claro que este efecto no se nos aplica en toda su plenitud infinita
(bastaría una sola misa para reparar, con gran sobreabundancia, todos los
pecados del mundo y liberar de sus penas a todas las almas del purgatorio),
sino en grado limitado y finito según nuestras disposiciones.
Sin la Santa Misa, ¿qué sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya
que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que
la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio." Santa Teresa
de Jesús "Yo creo que sí no existiera la Misa, el mundo ya se hubiera
hundido en el abismo, por el peso de su iniquidad. La Misa es el soporte
poderoso que lo sostiene”. Padre Pío de Pieltrecina "La celebración de la
Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz." Santo
Tomás de Aquino Cuando Santa Margarita María Alacoque asistía a la Santa
Misa, al voltear hacia el altar, nunca dejaba de mirar al Crucifijo y las
velas encendidas. ¿Por qué? Lo hacía para imprimir en su mente y su corazón,
dos cosas: El Crucifijo le recordaba lo que Jesús había hecho por ella; las
velas encendidas le recordaban lo que ella debía hacer por Jesús, es decir,
sacrificarse, consumirse por El y por las almas. "Nunca lengua humana puede
enumerar los favores que se correlacionan al Sacrificio de la Misa. El
pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los
pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen, y
las estratagemas del demonio son frustradas.” San Lorenzo Justiniano "Sería
más fácil que el mundo sobreviviera sin el sol, que sin la Santa misa."
Padre Pío de Pieltrecina "El sacrificio del altar será a nuestro favor
verdaderamente aceptable como nuestro sacrificio a Dios, cuando nos
presentemos como víctimas". San Gregorio Magno "No podemos separar la
Sagrada Eucaristía de la Pasión de Jesús". San Andrés Avellino "Reconoce en
este pan al que fue colgado en la cruz, y en este cáliz lo que fluyó de su
costado... todo lo que fue en muchas y variadas maneras anunciado de
antemano en los sacrificios del Antiguo Testamento pertenece a este singular
sacrificio que se revela en el Nuevo Testamento". San Agustín “El Santo
Sacrificio de la Misa es medicina para sanar las enfermedades y holocausto
para purgar las culpas.” San Cipriano “Una misa sobrepuja y excede la virtud
de todas las oraciones en cuanto a la remisión de la culpa y de la pena.”
San Anselmo “La celebración de la misa en cierta manera vale tanto cuánto
vale la muerte de Cristo en la cruz.” San Juan Crisóstomo “Más aprovecha
para la remisión de la culpa y pena oír una misa, que todas las oraciones de
todo el mundo.” Eugenio Papa “Por el Santo Sacrificio de la Misa se aplaca
Dios, y concede la gracia y don de penitencia.” Concilio de Trento “Si
alguno oyere devotamente misa, alcanzará grandes auxilios para no caer en
pecado mortal, y se le perdonarán sus defectos y pecados veniales e
imperfecciones.” San Agustín “Ningún sacrificio hay en todo el mundo por el
cual las almas de los difuntos con mayor presteza salgan y se libren de las
penas del purgatorio, que por la sacratísima oblación y Santo Sacrificio de
la Misa.” San Gregorio “La pena de los vivos y los difuntos se suspende en
el ínterin que la misa se dice, y principalmente por las almas de aquellos
por quienes con especialidad el sacerdote ruega, ora y dice la misa.” San
Gregorio “Por cualquier misa con devoción celebrada y oída salen muchísimas
almas de las penas del purgatorio, y a las otras que quedan en él se les
disminuyen las muchas penas que allí padecen.” San Jerónimo “La misa es el
mayor bien que se puede ofrecer por las almas para librarlas y sacarlas del
purgatorio y llevarlas a gozar de su santísima gloria.” San Bernardino de
Sena
Petición (Fin Impetratorio)
Cristo se ofrece en la Santa Misa al Padre para obtenernos, por el
mérito infinito de su oblación, todas las gracias de vida divina que
necesitamos. Allí está “siempre vivo intercediendo por nosotros” (Heb. 7,
25), apoyando con sus méritos infinitos nuestras súplicas y peticiones. Por
eso, la fuerza impetratoria de la Santa Misa es incomparable. De suyo ex
opere operato, infalible e inmediatamente mueve a Dios a conceder a los
hombres todas cuantas gracias necesiten, sin ninguna excepción; si bien la
colación efectiva de esas gracias se mide por el grado de nuestras
disposiciones, y hasta puede frustrarse totalmente por el obstáculo
voluntario que le pongan las criaturas.
Al incorporarla a la Santa Misa, nuestra oración no solamente entra en el
río caudaloso de las oraciones litúrgicas - que ya le daría una dignidad y
eficacia especial ex opere operantis Ecclesiae -, sino que se confunde con
la oración infinita de Cristo. El Padre le escucha siempre: “yo sé que
siempre me escuchas” (Io 11, 42), y en atención a Él nos concederá a
nosotros todo cuanto necesitemos.
Una sola misa ofrecida y oída en vida con devoción, por el bien propio, vale
más que mil misas celebradas por la misma intención después de la muerte.”
San Anselmo "Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de
este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta
vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que
acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de
Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día."
San Anselmo "Con oraciones pedimos gracia a Dios; en la Santa Misa
comprometemos a Dios a que nos las conceda". San Felipe Neri "Sí supiéramos
el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos
por asistir a ella." San Juan María Vianney “Mientras uno oye misa, no
pierde el tiempo, sino que gana mucho, por muy dilatado que el sacerdote se
está en el sacrificio de la misa.” San Agustín “Aunque Dios me diera cien
lenguas, y con ellas una voz de acero que nunca se me gastara, no fuera
posible declarar y manifestar las utilidades, gracias, privilegios y grandes
provechos que se ganan con asistir y oír misa en gracia.” Juan Bautista
Mantuano "Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción,
que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por todo el mundo en
peregrinación”. San Bernardo “Todos aquellos pasos que uno da para oír misa
son escritos y contados por su ángel, y por cada paso le dará el Altísimo
Dios un grandísimo premio en esta vida mortal y perecedera.” San Agustín “Oh
Señor, no podemos ir a la piscina de Siloé a la que enviaste el ciego. Pero
tenemos el cáliz de tu Preciosa Sangre, llena de vida y luz. Cuanto más
puros somos, más recibimos.” San Efrén “El que en la misa contemplare la
pasión y muerte de Jesús, merecerá más que si anduviese peregrinando a pie
descalzo a los Santos Lugares de Jerusalén, y ayunara a pan y agua un año, y
se azotara hasta derramar toda la sangre de sus venas, y rezara trescientas
veces el Salterio.” San Alberto Magno “Por la virtud del sacramento de la
misa todas las virtudes aumentan y se acrecienta la gracia.” Inocencio Papa
“El oír devotamente misa y ver el Santísimo Sacramento, ahuyenta al demonio
del pecador.” - “Al que oyere misa enteramente no le faltará el sustento
necesario y el alimento para su cuerpo.” - “En aquel día que alguno viere en
la misa el cuerpo y sangre de Jesucristo, se le conservará la luz de la
vida.” San Agustín “El que devotamente oyere misa, en aquel día se librará
de muy grandes peligros y muchos males.” San Gregorio “Si una mujer encinta
oyere misa, podrá esperar grandes auxilios en los dolores de su parto.” San
Beda, el Venerable
Y por conclusión, dice el angélico doctor Santo Tomás de
Aquino que los efectos que causa el Santo Sacrificio de la Misa y el oírla,
son los siguientes:
Resiste a los malos pensamientos
Destruye los pecados
Mitiga el aguijón de la carne
Da fuerzas al alma para batallar contra sus enemigos
Perdona los pecados veniales
Purifica, limpia y purga el corazón
Alienta a obrar bien
Aumenta la castidad
Acrecienta el fervor de la caridad
Da fuerzas para sufrir las cosas adversas
Llena el alma de todas las virtudes
Y, en fin, por decirlo de una vez, cuantos frutos, gracias, privilegios y
dones recibimos de la mano del Altísimo Dios, todos son por la sagrada
muerte y pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la cual se reactualiza y
representa en el santo sacrificio de la misa.
Disposiciones para el Santo Sacrificio de la Misa
Alguien ha dicho que para celebrar o participar dignamente en una sola misa
harían falta tres eternidades: una para prepararse, otra para celebrarla o
participar en ella y otra para dar gracias. Sin llegar a tanto como esto, es
cierto que toda preparación será poca por diligente y fervorosa que sea.
Las principales disposiciones son de dos clases: externas e
internas.
Externas: Para el sacerdote consistirán en el perfecto cumplimiento de las
rúbricas y ceremonias que la Iglesia le señala. Para el simple fiel, en el
respeto, modestia y atención con que debe asistirla.
Internas: La mejor de todas es identificarse con Jesucristo, que se inmola
en el altar. Ofrecerle al Padre y ofrecerse a sí mismo en El, con El y por
El. Esta es la hora de pedirle que nos convierta en pan, para ser comidos
por nuestros hermanos con nuestra entrega total por la caridad. Unión íntima
con María al pie de la cruz; con San Juan, el discípulo amado; con el
sacerdote celebrante, nuevo Cristo en la tierra (“Cristo otra vez”, gusta
decir un alma iluminada por Dios). Unión a todas las misas que se celebran
en el mundo entero. No pidamos nunca nada a Dios sin añadir como precio
infinito de la gracia que anhelamos: “Señor, por la sangre adorable de
Jesús, que en este momento está elevando en su cáliz un sacerdote católico
en algún rincón del mundo”.
La santa misa celebrada o participada con estas disposiciones es un
instrumento de santificación de primerísima categoría, sin duda alguna el
más importante de todos.
Antonio Royo Marín O.P.
Teología de la Perfección Cristiana